La patanería intelectual se da por igual en hombres y mujeres, en poetas y académicos, en profesores y alumnos, en el salón de clase y en la cafetería y aun en el Facebook y hasta dentro del hogar: porque nuestra imagen pública no es sino una proyección de la privada.
He convivido con personas graduadas
con honores que lo saben todo, menos inspirar una amistad.
Petulancia, arrogancia o patanería
intelectual abundan en el comportamiento de mucha gente. Se fundamenta en que lo importante es el SABER y no el SER. El patán intelectual (sea
él o ella) no ve nada de malo en la antipatía, ingratitud o egoísmo. Lo importante
es TENER dos o tres títulos académicos,
algunos artículos o libros publicados o en prensa, las mejores calificaciones y
presumir de tal o cual especialidad.
"La patanería intelectual es
el defecto que en este siglo menos sabemos evitar", dijo en
sus Escolios a un texto implícito Nicolás
Gómez Dávila.
Ya en su siglo quien más evitó tal patanería intelectual fue Montaigne al combatir al pedante
que todos llevamos dentro. "No trabajamos sino para llenar la
memoria y dejamos el entendimiento y la conciencia vacías. Estudiamos con el
único fin de presumir". Tantos colegios y universidades y nadie se
entiende a sí mismo ni entiende a los demás. Es mejor no entregarnos demasiado
al estudio, aconseja Montaigne, si eso nos hace ineptos en el trato social y
nos aparta de mejores ocupaciones.
A lo mejor la patanería intelectual sea
consecuencia de la burla generalizada que hay en el mass-media contra los nerds, los científicos-locos y los aburridos que solo estudian y
nunca se divierten. Pero en vez de reaccionar mostrando cómo estudiar es un goce
–o como la dicha nace de entender– los patanes patean al adversario acusándolo
de mediocre, ignorante o sin educación. Los más patanes
son lo que saben a medias. Los sectarios. Un estudiante de Bellas
Artes –Hitler– al que no le aprobaron un examen de admisión.
He mencionado el Facebook. Fue
inventado por "niños estudiosos" de Harvard (¿patancitos
intelectuales?) acaso ineptos en el trato social. Me pregunto si por lo tanto
no debieron recurrir a esa herramienta tecnológica para hacer amigos falsos. Los
patanes intelectuales por lo general acusan a menudo profunda inmadurez. E infantilismo.
Inversamente proporcional a su infantilismo es su agresividad –pasiva,
pero agresividad– que arrojan como una mala energía contra todo aquel que no
piensa como ellos.
Imágenes de Francisco Goya
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