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mayo 12, 2024

Teoría de la identidad musical

1. La música comienza en el momento en que  descubrimos nuestro cuerpo como un instrumento sonoro. Nuestra constitución fisiológica es en sí misma un instrumento de música. Pulmones, laringe, tráquea, boca, al expulsar el aire, producen diversas tonalidades. El chasquido de los dedos, el aplaudir, el golpear el suelo con los pies, el zapateo, son sonidos percutidos. "Cuando el hombre descubre que los sonidos que puede producir con su propio cuerpo son capaces de regulación, la Música nace" (1)

2. La téchne, el manejo de la materia sonora surge en dos frentes: en la música que se engendra con nuestra voz, la música vocal, y en la música que brota de instrumentos externos: piedra que golpea, árbol hueco que resuena, vaina llena de semillas secas: "échale semilla a la maraca pa' que suene: cha chacucha cucha cucha cucha".  

3. El filósofo Friedrich Nietzsche formuló una teoría sobre la música en El origen de la tragedia (1871). Según él, la música no sólo nace de la distinción entre el ruido y el sonido, sino también de la tensión entre lo individual y lo colectivo. El individuo por sí solo es un sujeto «egoísta», adversario de la música. Cuando el individuo se vuelve un sujeto «generoso», amigo de la música, cede a la colectividad. Porque toda música es pública. Ella no habla el lenguaje cultivado de una casta particular, sino el lenguaje del pueblo en general. De ahí que la música y sus diferentes géneros y danzas sean un rasgo identitario de cada comunidad. 

4) La teoría de Nietzsche de lo dionisíaco y lo apolíneo sostiene que los dioses griegos Dionisio y Apolo encarnan entre sí una lucha a muerte. La etimología de la palabra música proviene del griego mousikḗ, asociado a moûsa, a las musas, personajes femeninos de la mitología griega cuya misión era deleitar a los dioses del Olimpo con melodía y ritmos armoniosos; hijas de Zeus y de Mnemósine, la diosa de la memoria, las musas estaban bajo el control de Apolo, un dios de la racionalidad, bajo cuyo control se aseguraba precisamente que la música –que las musas– no perdieran sus estribos, su ritmo y armonía. La tesis de Nietzsche es que Dionisio, el dios del vino y de la irracionalidad, introduce el "desorden" en el reino de las musas y de la música. Dionisio hace que las musas entren en éxtasis inspirando una música que se desborda y libera los instintos más profundos. Nada es más difícil que mantener la armonía entre lo apolíneo y lo dionisíaco (2)

5) La antigua civilización griega padeció desde muy temprano  la tensión entre lo apolíneo y lo dionisíaco. Si en principio la música y la danza constituían la principal educación de un niño mediante el entrenador físico (paidotríbês) y el citarista (kitharistês), a partir de la invención y consolidación del alfabeto tanto el entrenador físico como el maestro de música  son  desplazados por el maestro de letras (gramatistês). En adelante, “la definición de sonido se atribuye a los mejores gramáticos y la música es considerada la segunda ciencia que concierne al sonido […] como soporte del verbo logos” (3). Aristóteles, en De anima (420b), afirma que el sonido crea fantasmas («phônê meta phantasías»), es decir, que el sonido supone una articulación distinta a la del ruido y que por lo tanto está más cercano a la lengua griega, al idioma encadenado de la escritura alfabética o articulada.

6) Antropológicamente, hay pueblos más apolíneos que dionisíacos, es decir, más reprimidos al momento de expresar su música, sus danzas y su sexualidad. Los pueblos más apolíneos son aquellos más teocráticos, que obedecen al emperador como si se tratara de un dios, reprimen sus instintos sexuales y no celebran el movimiento de sus cuerpos. Los pueblos más dionisíacos se caracterizan por darle mucha dignidad a la música y al baile, por celebrar la sensualidad del movimiento corporal y por dividir las artes de las esferas religiosos y políticas.


7) Para Nietzsche, la música es un estímulo para movernos, es decir, para el baile. Si el alma no existe, Nietzsche se pregunta: «¿qué quiere en definitiva todo mi cuerpo de la música en general?» (4). Si el alma no existe, si solamente somos constitución fisiológica, si nuestro cuerpo es un instrumento musical que regula los sonidos, un mero «medio» en el discurso de un cuerpo productor de medios, un simulacro [Scheinbild] de tensiones afectivas dispersas, la música es algo que depende de la disposición de escuchar. Pues, dependiendo de nuestro estado de ánimo, unas veces puede agradarnos el jazz o la banda o el zapateado del son jarocho, así como otras veces puede desagradarnos. 

8) Insistamos en la teoría de Nietzsche: el individuo apolíneo por sí solo es un sujeto «egoísta», adversario de la música o que la quiere controlada, con bajo volumen y sin que altere su cotidianidad. El individuo dionisíaco se vuelve un sujeto «generoso», amigo de la música, cuando cede a la colectividad, a los bailes o danzas populares, a las fiestas patronales, a la disco, a la rumba. Porque toda música es pública. Ella no habla el lenguaje cultivado de una casta particular, sino el del pueblo en general. De ahí que la música y la danza, los diferentes géneros musicales y los distintos bailes, sean un rasgo identitario de cada comunidad. 


9) Históricamente, hay que decir que la música gozó de notación propia a partir de dos momentos. El primero cuando, en el año 1030 d. C., el italiano Guido de Arezzo inventó el pentagrama. El segundo  cuando,  el 6 de diciembre de 1877, el estadounidense Thomas Alva Edison inventó el fonógrafo y, por último, cuando en 1906 Lee de Forest inventó el amplificador a válvulas permitiendo que, de los discos de vinilo, se transmitieran ondas musicales en masa a cualquier radio de transistor. El filtro electrónico permitió nítidamente separar la señal deseada de la distorsión, es decir, la música del ruido.

10) El antropólogo francés Marcel Mauss, en su Ensayo sobre el don: forma y función del intercambio en las sociedades arcaicas (1923-24), comprobó cómo la matemática y la música nacieron a la par.  O dicho de otro modo, que el canto constituyó el modelo para el intercambio comercial mucho antes de la acuñación de monedas . Música y comercio van de la mano. Para incentivar el consumismo y la guerra comercial, tiendas y plazas comerciales sumerjan al cliente en atmósferas musicales. En síntesis, por medio del verso ("danza de palabras", según Pedro Henríquez Ureña) se adquiere conciencia del “yo”, del “mí”, del “tú” y del “nosotros”, de la persona (de la “máscara”). No en vano el universo viene de verso. 


Referencias:

1) Adolfo Salazar, La música como proceso histórico de su invención ([1950] 2018). México: FCE, p. 9.

2) F. Nietzsche ([1871] 2003). El origen de la tragedia. Madrid: Alianza. 

3) S. Auserón. Arte sonora. En las fuentes del pensamiento griego (2022). Barcelona: Anagrama, 2022, p. 126.

4) F. Nietzsche ([1889] 2003) «Nietzsche contra Wagner. Documentos de un psicólogo», en Escritos sobre Wagner. Madrid: Biblioteca Nueva, pp. 247-248. 

4) F. Kittler (2017). La verdad del mundo técnico. México: FCE, p. 182.




marzo 06, 2024

3ra sesión: la escritura como identidad o brevísima historia de varios sistemas de escritura


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Brevísima historia de la escritura. Digamos algo muy breve, a propósito de la la relación entre escritura e identidad,  apoyados en el libro del lingüista de estudios clásicos Barry B. Powell, Writing: Theory and History of the Technology of Civilization (Cambridge University Press, 2012).


 Se tiene registros del uso de símbolos o tokens geométricos desde el 9000 a. C. Pero desde el año mil (1000) a. C. es posible identificar tres casos particulares: a) la escritura en la cuenca del Mediterráneo (concretamente Egipto, Grecia y Medio Oriente); b) la escritura en China, y c) la escritura en Mesoamérica. 


Para empezar, Powell despeja tres errores al hablar de escritura: a) La ilusión de que el propósito, origen y función de la escritura sea representar el habla; b) La suposición de que la escritura viene de las imágenes, y c) El malentendido de que la escritura evoluciona hacia el objetivo de una representación fonética del habla.


La escritura es una tecnología externa que requiere de una base material para exteriorizarse, mientras que el habla nunca es una tecnología, sino una aptitud esencialmente humana: basta nacer con lengua, garganta y cuerdas vocales. Powell identifica dos grandes tipos de escritura o sistema de símbolos: 


1) Semasiografía: escritura en la que los signos no se adjuntan a formas necesarias del habla. Por ejemplo, la notación musical, la notación matemática y los iconos de computadora. 


2) Lexigrafía: escritura en la que los signos se adjuntan a formas necesarias del habla. Hay dos tipos de escritura lexigráfica: a) Logografía: los signos representan palabras (pero no sonidos) o segmentos del discurso, sin seguir el mismo orden que las palabras en el habla. b) Fonografía: los signos representan sonidos, pero estos sonidos normalmente no son elementos significativos del habla. Y c) Escritura alfabética: los signos se convierten en letras, dispuestas en una secuencia lineal que corresponde a los sonidos del habla. Solo los antiguos griegos desarrollaron esta tecnología al dividir las vocales.



Desarrollo de la escritura en el Mediterráneo



Mientras  la escritura alfabética griega representa tanto consonantes como vocales, las escrituras hebrea y árabe son abjads, un tipo específico de escritura fonográfica que representa principalmente o exclusivamente consonantes. Las tres vienen de Mesopotamia y se comparten la escritura cuneiforme o semítica de los fenicios. Sólo que si la escritura hebrea es un sistema de escritura abjad que se compone de 22 consonantes, con cinco de ellas teniendo formas finales que se usan al final de las palabras, la escritura árabe también es un abjad y consta de 28 letras que representan consonantes. Ambas escrituras se realizan de derecha a izquierda y, en ellas, importa mucho la caligrafía. Originalmente no hay en ella vocales.


En el alfabeto griego, cuyo uso ya es planetario (asegura la unidad de la cultura planetaria), fueron dos cosas las que originaron el cambio radical en la tecnología de la escritura para la reconstrucción de la voz humana a partir de símbolos gráficos, incluso si las palabras no se comprendían. En primer lugar, la división de los signos enteramente fonéticos del sistema semítico occidental, en el que todos los signos eran de una sola naturaleza. En segundo lugar, la rigurosa regla ortográfica, nunca violada, de que un signo del grupo más pequeño siempre debe acompañar a los signos del grupo más grande. Así, los cinco signos del pequeño grupo, que representaban una selección de cinco cualidades vocálicas (en latín vocal se dice vox=“voz”), eran pronunciables por sí mismos, mientras que los signos del segundo y mayor grupo, las “consonantes”, no eran pronunciables por sí mismos. Esta regla ortográfica creó inadvertidamente la ilusión de que la escritura existe para registrar el habla. 


La primera inscripción hallada con signos alfabéricos es la llamada Copa de Néstor (720-700 a. C.), cuyo mensaje reza: “La Copa de Néstor era agradable de beber. Pero quien beba de esta copa quedará al punto dominado por el deseo de Afrodita, la de la hermosa corona”. 


En todo caso, si se trata de reconocer a alguien, Powell reconoce a Homero como el primer inventor del alfabeto: el que dio con la posibilidad de convertir la voz humana en signos gráficos mediante vocales (a, e, i, o, u) para formar con las consonantes un sistema binario de intensa musicalidad y nemotecnia, transcribiendo en signos gráficos el sonido de los cantos hexámetros de la Ilíada y la Odisea


Desarrollo de la escritura en Mesoamérica




Los antiguos mesoamericanos probablemente practicaron la logografía. Aunque en 1572 el obispo Diego de Landa (1524-1579) ordenó quemar varios códices mayas, conservó otros y en su defensa escribió Relación de las cosas de Yucatán, en donde estableció el significado de algunos símbolos. Posteriormente, la investigadora rusa estadounidense Tatiana Proskouriakoff (1909-1985), al trabajar como arquitecta en la reconstrucción de varias ciudades mayas, publicó en 1960 Los orígenes de la escritura maya, estableciendo que las inscripciones más antiguas provenían del siglo 3 a. C. Recientemente, en 2006 se hallaron en la cuenca del Papaloapan, en el antiguo territorio olmeca y ahora veracruzano, inscripciones del 900 a. C., pero sin que ninguno indique un signo fonético. 


Aunque la escritura maya no fue fonética, en su desciframiento parcial parece corresponder al dialecto Cholan. En cualquier caso, los modernos lingüistas identifican 31 lenguas vivas de origen maya y otras más que ya habían desaparecido para 1492. Semejante diversidad de dialectos contrasta con una escritura monolítica en cuyo desciframiento parcial se advierte el control de una élite sacerdotal sumamente cerrada, masoquista y llena de jactancia que idolatraba a los guerreros y los vinculaba con demonios cósmicos.



Desarrollo de la escritura china



Otra gran tradición es la escritura china. Aunque uno de cada cuatro seres humanos es chino y aunque que su escritura ha estado en uso continuo durante más de tres mil años, la mayoría de los chinos actuales leen un número limitado de caracteres. El repertorio completo de caracteres, en los diccionarios más grandes, llega a la increíble cifra de 50.000 signos, pero para leer el 90 por ciento de un periódico chino es necesario conocer unos 1.500 signos. Ahora bien, saber hablar “chino” y  haber estudiado la escritura china no significa que se pueda pronunciar un texto escrito de corrido. Pues la escritura china es un sistema independiente del habla, cuyo uso se restringió a la élite de los mandarines.