Lo impresionó, cuando visitó Londres por primera vez, el arco en Trafalgar Square al lado del monumento a Nelson dedicado To the English Speaking People of the World.
¿Existe en Madrid un monumento por el estilo dedicado A la gente de habla española del mundo? No existe. Como tampoco se ve en Ciudad de México, Buenos Aires, Bogotá, Lima o Santiago de Chile, a pesar de que todas estas capitales lean, escriban y hablen el mismo idioma.
Se quejaba de esto hace 100 años el intelectual mexicano José Vasconcelos, advirtiendo en su visita a Londres cómo lo divertía comprobar que los anglosajones (ingleses, estadounidenses, australianos y canadienses de habla inglesa) practican lo contrario de lo que enseñan: la unión lingüística.
Vasconcelos tal vez ha sido, más que cualquier otro intelectual hispano, el mayor crítico no sólo contra Estados Unidos e Inglaterra –contra el imperio anglosajón– sino contra quienes fracturan nuestro idioma: las falsas élites clasemedieras, los indigenistas, los revolucionarios al servicio del gobierno de turno, los advenedizos que ridiculizan el ser hispanista, el ser generoso y el hablar español.
No se trata tanto de una guerra entre lo hispano y lo anglosajón sino en que, aun para comprender bien el mundo de habla inglesa, se necesita ser de algún modo hispanista. Nadie aprenderá bien otro idioma sino sabe bien el propio.
El tema da para muchísimos análisis, y enlazo esta entrada del blog a un largo artículo al respecto que me publicaron en la revista Latinoamérica de la UNAM: "Entre el desprecio y la admiración:".
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