Páginas

Buscar

Mostrando entradas con la etiqueta arqueología de los medios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta arqueología de los medios. Mostrar todas las entradas

febrero 12, 2024

¿Qué es la arqueología de los medios?

Erhard Schoen, plancha extraída del Traité sur les Proportions (¿1542?)



Es de notar que el término arqueología de los medios no está datado aún en la Enciclopedia Británica, y que las entradas de Wikipedia al respecto aún dejan mucho que desear. Pues se trata de una disciplina que exige una «mentalidad dura». Los resúmenes  y aproximaciones que abundan en la web sostienen que la «arqueología de los medios» se deriva de L’ Archéology du savoir (1969), de Foucault (ver la entrada del Centro de Cultura Digital).

La arqueología relacionada con prácticas discursivas, en efecto, es una disciplina (episteme) que puso de moda  Foucault. Para él, la arqueología es una disciplina que busca definir los discursos en su especificidad, sin la presencia del autor ni del sospechoso "humanismo"; la arqueología, al estudiar el archivo o el artefacto, no es una disciplina interpretativa o alegórica; deja de lado al sujeto creador y se concentra en el discurso-objeto. Foucault quería abandonar, con la arqueología, la historia de las ideas. "No tendré derecho a sentirme tranquilo, mientras no me haya liberado de la historia de las ideas" (Arqueología del saber, p. 230). Pero como rehuir de la historia de las ideas es darse un tiro en el pie, Foucault más adelante reconoció que "la historia de las ideas cuenta la historia de los anexos y de las márgenes". Es decir: las ideas involucran los archivos y son materiales en sí mismas (no abstracciones platónicas). En cualquier caso, Foucault entendió por "archivo" (de donde se desprende "arqueología") lo textual, lo alfabético, lo que llega hasta 1840, lo anterior al archivo fotográfico, cinematográfico auditivo. 

Pues bien. Al advertir esta limitación histórica de Foucault, el filósofo alemán Friedrich Kittler (1941-2011) reformuló la noción de discurso foucaultiano para poner punto final a la hermenéutica tradicional fundada en la textualidad, es decir, el fin de la escritura en beneficio de técnicas de inscripción numérica o algebraicas. La arqueología de los medios supone a partir de entonces interesarse menos por el contenido semántico de un mensaje y más por los modos de grabación y transmisión. 

Expliquemonos mejor. Aunque rehuyó como las grandes inteligencias de sacrificar su manera de pensar bajo una escuela específica,  Kittler dio una definición exquisita del estudio de los medios en Optical Media (1999): no se trata del sujeto humano per se, sino de la variabilidad de nuestras propiedades estéticas como dependientes de la viabilidad tecnológica. Desde 1880 más o menos nos encontramos en un imperio de estándares (Kittler). En una convergencia –en una simulación– entre cine y vida (Virilio), entre realidad y realidad simulada por computadora (Nick Bostrom).

Los medios digitales destruyeron la visibilidad para iniciar una historia de la desaparición –una estética de la desaparición propia de la elegancia de las matemáticas.  

El libro homónimo de Siegfried ZielinskiArqueología de los medios, el que ha popularizado el término. A su vez, el  Zielinski se apoya en el arqueólogo neoyorkino Stephen Jay Gould, especialmente en Time’s Arrow and Time’Cycle (Flecha del tiempo y ciclo del tiempo, 1987). Pues, si la historia de nuestro planeta sólo puede ser deducida de manera científica y exacta a partir de los cuerpos naturales, es decir, de la acumulación de erosiones, sedimentaciones y elevaciones y sucesivamente de nuevas erosiones, algo parecido sucedería con la historia de los medios. En palabras de Zielinski:

«Ya todo estuvo alguna vez presente, sólo que en forma menos elaborada. Sólo tienes que observar con mayor detenimiento [para] descubrir cosas nuevas, sorprendentes, en lo viejo» (Arqueología de los medios: hacia el tiempo profundo de la visión y la audición técnica, trad. Álvaro Moreno-Hoffman, Bogotá, Universidad de los Andes, 2011, p. 4).