Índice numerado de fragmentos
1) «Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía mi padre, un tal Pedro Páramo».
2) «Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente…»
3) «Era la hora en que los niños juegan en las calles de todos los pueblos».
4) «Me había quedado en Comala».
5) «—Soy Eduviges Dyada.» […]». Juan Preciado ya no siente su cuerpo físico.
6) Primera irrupción de la voz de Pedro Páramo.
7) «–Abuela, vengo a ayudarle a desgranar el maíz».
8) «Por la noche volvió a llover.»
8) Historia de Dolores, la madre de Juan Preciado. Otros. episodios. Frases en cursivas y entrecomilladas.
9) «Pues sí, yo estuve a punto de ser tu madre. Eduviges recuerda…»
10) «El día en que te fuiste entendí que no te volvería a ver».
11) «¿–Qué es lo que pasa, doña Eduviges?»
12) «–Qué pasó? – le dije a Miguel Páramo–.»
13) «En el hidrante las gotas caen una tras otra».
14) «Hay aire y sol, hay nubes». [El padre Rentería se niega a bendecir el cadáver de Miguel Páramo].
15) «Durante la cena tomó su chocolate como todas las noches.» [Confesión de Ana, sobrina del padre].
16) «Un caballo pasó al galope donde se cruza la calle real con el camino de Contla».
17) «Había estrellas fugaces».
18) «–Más te vale, hijo.»
19) «“Fulgor Sedano, hombre de 54 años, soltero, de oficio administrador, apto para entablar y seguir pleitos, reclamo y alego lo siguiente…”».
20) «Tocó con el mango del chicote».
21) «¿De dónde diablos habrá sacado esas mañas el muchacho?»
22) «Fue muy fácil encampanarse a la Dolores».
23) «Ya está pedida y muy de acuerdo».
24) «Tocó nuevamente con el mango del chicote…»
25) «–Este pueblo está lleno de ecos».
26) «Oí que ladraban los perros, como si yo los hubiera despertado.»
27) «La noche. Mucho más allá de la medianoche. Y las voces...»
28) «Mañana, en amaneciendo, te irás conmigo, Chona».
29) «Ruidos. Voces. Rumores».
30) «Vi pasar las carretas».
31) «La madrugada fue apagando mis recuerdos».
32) «Por el techo abierto al cielo vi pasar parvadas de tordos…»
33) «Como si hubiera retrocedido el tiempo».
34) «–¿No me oyes? –pregunté en voz baja».
35) «El calor me hizo despertar al filo de la medianoche.»
36) «–¿Quieres hacerme creer que te mató el ahogo, Juan Preciado?»
37) «Al amanecer, gruesas gotas de lluvia cayeron sobre la tierra».
38) «–Allá afuera debe estar variando el tiempo».
39) «El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche…».
40) «Estoy acostada en la misma cama donde murió mi madre…»
41) «–¿Eres tú la que ha dicho todo eso, Dorotea?»
42) «Fue Fulgor Sedano quien le dijo:…»
43) «“Espere treinta años a que regresaras, Susana…».
44) «–Hay pueblos que saben a desdicha».
45) «–¿Sabías, Fulgor, que ésa es la mujer más hermosa…?»
46) «Sobre los campos del valle de Comala está cayendo la lluvia».
47) «Era la medianoche y allá afuera el ruido del agua apagaba todos los sonidos.»
48) «Muchos años, cuando ella era una niña, él le había dicho…»
49) «Los vientos siguieron soplando todos esos días.»
50) «Un hombre al que decía el Tartamudo llegó a la Media Luna…»
51) «Mi cuerpo se sentía a gusto sobre el calor de la arena.»
52) «Pardeando la tarde, aparecieron los hombres».
53) «–¿Quién crees tú que sea el jefe de éstos?»
54) «–¿Qué es lo que dice, Juan Preciado?»
55) «Esa noche volvieron a sucederse los sueños».
56) «–¿Sabe, don Pedro, que derrotaron al Tilcuate?»
57) «–Don Pedro, he regresado, pues no estoy satisfecho conmigo mismo.»
58) «Faltaba mucho para el amanecer.»
59) «–Supe que te habían derrotado, Damasio.»
60) «En el comienzo del amanecer, el día va dándose vuelta, a pausas…»
61) «–Ve usted aquella ventana, doña Fausta, allá en la Media Luna…»
62) «–Tengo la boca llena de tierra».
63) «–Yo. Yo vi morir a doña Susanita.»
64) «Al alba, la gente fue despertada por el repique de las campanas.»
65) «El Tilcuate siguió viniendo:…».
66) «Pedro Páramo estaba sentado en un viejo equipal…»
67) «A esa misma hora, la madre de Gamaliel Villalpando, doña Inés, barría la calle…»
68) «Allá atrás, Pedro Páramo, sentado en su equipal, miró el cortejo…»