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septiembre 29, 2013

TEORÍA DE LA CRÍTICA

“Así somos todos los antioqueños. Nuestro pueblo todo lo critica, todo lo examina, lo vuelve de un lado para otro, lo desmenuza, lo escudriña, precisamente porque de nada está contento: porque, eminentemente progresivo, ve en toda institución un modo de ser pasajero que conduce a otro más perfecto; porque, eminentemente liberal, ve en toda personalidad que se levanta, a la vez que un guía momentáneo, un obstáculo que habrá de remover mañana. Acompañad a un antioqueño en sus faenas, en sus diversiones: seguidlo a la feria, a la tertulia, al almacén, a la cantina; en todas partes oiréis sus críticas, sus burlas, sus exageraciones heroicas, sus ironías, sus sarcasmos sangrientas, volar, zumbar, herir al magistrado, al gobernante, al banquero, al militar, al sacerdote, a todos. […] Quizás otros pueblos tendrán otros modos de entender la vida, más sabios, más artísticos; quizás la carga de vivir compartida con la mujer docta, hábil, conocedora del mundo y de la vida, dé al varón más equilibrada cultura y más animación y más sabor a la existencia; quizá, también, la vida social resulte demasiado insípida cuando no la sazona la gracia femenina; quizás para hacer llevadera la existencia necesiten otras razas, de alma complicada, que por el cuerpo social circule el picante condimento del amor platónico, del amor intriga. Así será. […] He aquí el por qué de nuestro porte social rudo, agresivo, burlón, implacable: nuestra sociedad es torneo de varones en que la lucha no está dulcificada por la presencia de la mujer; nos falta la mujer en mezcla, la mujer en disolución”.
Efe Gómez, Un Zarathustra maicero.    
  

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