Las fantasías cubistas y futuristas de Picassos, Riberas y
Marinnetis se hicieron realidad el 30 de agosto de 1914: zeppelines, turbando el aire de
París, ladearon varias veces la Torre Eiffel arrojando bombas de
seis libras. De paso pasaban arrojando panfletos de advertencia para la rendición absoluta: las tropas alemanas, que ya habían invadido Bélgica, estaban ad portas de la ciudad.[1]
2)
Invasión del puerto mexicano de Veracruz
La primera batalla marítima de la Gran Guerra no sucedió en Europa sino al otro del Atlántico, el 21 de abril de
1914, cuando la fuerza naval de Estados Unidos sitió el puerto de Veracruz para
impedir que el dictador Victoriano Huerta, al que había impuesto un año atrás, se aliara con los alemanes y los
japoneses, y estos le desembarcaran armamento o soldados que amenazaran su hegemonía: México era el primer o segundo productor mundial de petróleo. "México para los norteamericanos". [2]
3) Pancho Villa y Zapata en el Palacio Nacional
La anécdota la narraría mucho mejor nuestro
amigo novelista Federico Guzmán Rubio: del norte y del sur dos ejércitos
comandados por generales campechanos irrumpen con sus multitudes bravías de a
caballo en la antigua capital de Nueva España, y sin saber muy bien lo que
desean se entrevistan el 6 de diciembre de 1914 en el Palacio Nacional. La
fotografía lo dice todo: están incómodos en esas sillas palaciegas, a disgusto lejos de sus caballos y de sus rústicos ranchos.
Mientras tanto reina la anarquía en la vieja Ciudad de los Palacios –los más
ricos se han marchado al exilio o se refugian a las afueras como la
familia de Paz Solórzano: Octavio nace en Mixcoac). Así se lo contaba Pedro Henríquez
Ureña a Alfonso Reyes –otro de los exiliados:
México
ha dejado de existir. Allí no hay gobierno, ni propiedad privada, ni existencia
individual jurídica, ni tribunales, ni registro civil. Se han destruido
millones en valor de inmuebles en sólo la capital. Fenómeno único en las
guerras civiles de América y que en las del mundo sólo hace recordar la
inevitable Revolución Francesa. […] ¿Qué surgirá de este extraño desastre?
¿Volverá a haber civilización en México?[3]
4)
Asesinato
en Bogotá del general Rafael Uribe Uribe
Aterrada por eso tan “guache” de la Revolución
mexicana, ¡ala!, la oligarquía colombiana se puso las pilas y el 15 de octubre de
1914, a plena luz de la mañana y a la vista del Capitolio Nacional y de la
Catedral Primada de Bogotá (que luego se acusaban mutuamente), dos carpinteros
sabaneros mataron a hachazos al general Rafael Uribe Uribe, no fuera a ser que
a pesar de haber fracasado en treinta y dos levantamientos armados contra el Estado,
esta vez, ya siendo senador por el Partido Liberal, triunfara en su oposición
contra la discreta dictadura que urdían liberales y conservadores con la Unión
Republicana –¿igual al Frente Nacional o a la actual Unidad Nacional? Probablemente
García Márquez se inspiró en él para su coronel Aureliano Buendía.
5)
Apertura
del Canal de Panamá
Once años después de que el antiguo
departamento de Panamá lograra independizarse
de Colombia en 1903, luego de que los políticos bogotanos que ni siquiera
conocían el mar se rehusaran a firmar algún acuerdo con el presidente Roosevelt,
el Canal abrió sus primeras compuertas para el paso de embarcaciones de un
océano a otro el 15 de agosto de 1914. El contrato en beneficio de Estados
Unidos se firmó a perpetuidad, pero el general Omar Torrijos le puso el
tate-quieto, y el 7 de septiembre de 1977 firmó con Jimmy Carter lo
contrario. Torrijos debería ser el político
más admirable de América Latina. Más que Fidel, el Che o Allende.
[1] Véase de Eric y Jane
Lawson, The First Air Campaign. August
1914-November 1918, Da Capo Press, Cambridge, MA, 1996, p. 40.
[2] Friedrich Katz, La
guerra secreta en México, trad. del inglés de Isabel Fraire; trad. del
alemán, José Luis Hoyos, Era, 6ª edición, México, 1999, p. 40.
[3] “De PHU a AR”, en Epistolario íntimo (1906-1946), segundo
tomo, recopilación de Juan Jacobo Lara, Universidad Nacional Pedro Henríquez
Ureña, Santo Domingo, 1983, p. 81.
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