Andrés Bello es un precursor de la filosofía analítica del giro lingüístico. Para Bello, como para Wittgenstein, el lenguaje es el dato último y primero de lo humano. No hay experiencia de otra cosa.
En varias ocasiones, Bello citó a Kant para sustentar su idea de que el Ser Supremo o Dios es obra de la razón práctica, y que el problema de Dios –si existe– es un problema del lenguaje. Por usar una paradoja borgiana, todo el Nilo está en la palabra Nilo, de la misma manera que todo Dios en la palabra Dios.
En la nota XIII de su Gramática, Bello explica que si el verbo indica juntamente la persona, número del sujeto, el tiempo y modo del atributo, entonces el tiempo no parece tener una existencia separada del espacio, sino que es obra de la imaginación. En el capítulo octavo de su Filosofía del entendimiento, sobre la coexistencia y la sucesión, Bello sostiene que percibimos de una manera inmediata relaciones entre un ahora, un antes y un después. Pues, aun cuando queremos pensar atentamente en algo, los ruidos que nos desconcentran se suponen que coexisten con el pensamiento que nos ocupa y en que deseamos fijarnos. No hay ideas puras sino impuras, contaminadas de otros datos: Big Data.
En el capítulo XX de su Filosofía..., Bello habla de la sugestión de los recuerdos y sostiene que el pensamiento poético es un estímulo para el conocimiento. Si no puede haber un conocimiento puro, sino uno impuro, es porque nuestra mente funciona literariamente sin saberlo. Funciona reuniendo las cosas separadas y distintas mediante la capacidad de asociación o combinación de realidades de planos distintos, conectando los problemas literarios con los políticos, relacionando la música con la arquitectura o la pintura. Bello trae un ejemplo al respecto: “El mar me hace pensar en las naves; las naves en el comercio; el comercio me sugiere la idea de Inglaterra; Inglaterra me recuerda a Nelson; Nelson, la batalla de Trafalgar; la batalla de Trafalgar, a España, y así sucesivamente.” Toda palabra remite a una imagen, y toda imagen a un pensamiento.
Sor Juana, en "Carta a Sor Filotea", se dio cuenta de esta intercomunicación que existe entre los distintos órdenes del saber; que unas disciplinas ayudan a las otras, y que aquello que no alcanzaba directamente con la teología, a lo mejor venía a entenderlo a través de la matemática, y lo de más allá con la historia. La atención orientada abre nuevas compuertas y vasos comunicantes.
Otro ejemplo es el Poema de los dones, de Borges.
Otro ejemplo está en el mismo Bello. En un artículo de El Araucano, Santiago de Chile, 21 de mayo de 1841, núm. 561.
“Nuestra República acaba ciertamente de nacer para el mundo político; pero también es cierto que desde el momento de su emancipación se han puesto a su alcance todas las adquisiciones intelectuales de los pueblos que la han precedido, todo el caudal de sabiduría legislativa y política de la vieja Europa, y todo lo que la América del Norte, su hija primogénita, ha agregado a esta opulenta herencia. Al oír hablar de la infancia de nuestros pueblos, parece que se tratase de una generación que hubiese brotado espontáneamente de la tierra en una isla desierta, rodeada de mares intransitables, y forzada por su incomunicación con el resto de nuestra especie, a crear de su propio fondo las instituciones, artes y ciencias que constituyen y perfeccionan el estado social. Nuestro caso es muy diverso. Nos hallamos incorporados en una grande asociación de pueblos, cuya civilización es un destello de la nuestra. La independencia que hemos adquirido nos ha puesto en contacto inmediato con las naciones más adelantadas y cultas; naciones ricas de conocimientos, de que podemos participar con sólo quererlo. Todos los pueblos que han figurado antes que nosotros en la escena del mundo han trabajado para nosotros. ¿Quién nos condena, sino nuestra desidia, a movernos lentamente en larga y tortuosa órbita que han descrito otros pueblos para llegar a su estado presente? ¿No podremos adoptar sus mejoras sociales sino cuando hayamos completado ese largo ciclo de centenares de años, que ha tardado en desenvolverse el espíritu humano en las otras regiones de la tierra? ¿Estaremos destinados a marchar eternamente tres o cuatro siglos detrás de los pueblos que nos han precedido? Pero el mundo civilizado progresa ahora con tan rápido movimiento que, si no aceleramos el paso, nos dejará cada año a mayor distancia, más ignorantes y atrasados con respecto a él, y por consiguiente más débiles, porque conocimiento es poder."
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