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octubre 17, 2023

El origen de la Crítica moderna / Historia-crítica




En 1637 Descartes formuló en su Discurso del método que la duda no era simplemente una actitud mental, sino una forma de conocimiento. Los más informados no se dejaron engañar. Lo que ese método anunciaba, según Marc Bloch, era el de una metodología crítica de aplicación universal[1]. En adelante, en el ámbito de la filología bíblica, simultáneamente aparecieron varios tratados que utilizaron la «crítica» para designar una prueba de veracidad. 

El primero acaso sea el Crítica sacra (1650), de Louis Cappel, seguido de los cuatro tratados de Richard Simon, Histoire critique du Vieux Testament (París, 1678), Histoire critique du texte du Nouveau Testament (Róterdam, 1689), Histoire critique des versions du Nouveau Testament (Róterdam, 1690) e Histoire critique des principaux commentaires du Nouveau Testament (Róterdam, 1693) [2]

La crítica como prueba de veracidad a partir de la consulta de documentos y archivos adquirió en Baruch Spinoza, con la publicación de su Tratado teológico-político (1679), una filología radical. Spinoza observó que, si la lengua hebrea no tiene vocales ni ningún signo para separar las frases y pronunciar las palabras, las versiones en griego y en latín del Viejo y Nuevo Testamento suponen no sólo un añadido y una perversión del mensaje original, sino la autoridad absoluta del lector para convertiste en crítico, para comentar, juzgar y explicar la religión a su gusto.  Spinoza dedujo que las palabras pueden ser la causa de errores múltiples, a menos que nos pongamos vigorosamente en guardia contra ellas[3].



Spinoza inauguró entonces el comienzo de toda 

crítica como una crítica de la religión. De la  

“sinagoga vacía” de Spinoza a mediados del siglo 

XVII sólo hay un paso a las logias masónicas del 

siglo XVIII.


[1] M. Bloch, Apología de la historia o el oficio de historiador [1949], trad. de M. Jiménez y D. Zaslavski, México, FCE, 2014, p. 135.

[2] M. Bloch, op. cit. p. 133. Cf. también Cf. D. Lane Patey, “The Institution of Criticism in the Eighteenth Century”, en H. B. Nisbet y C. Rawson (eds.), The Cambridge History of Literary Criticism, Vol. IV, The Eighteenth Century, Londres, Cambridge U. P., 2005, pp. 114 y ss.

[3] Cf. G. Albiac, La sinagoga vacía, Madrid, Tecnos, 2013, p. 5 y ss.


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