Hay un padre que camina por bosques de la cordillera de Cantabria. El eco de su hija lo acompaña incluso en la soledad más cruda. El padre dialoga con ella mentalmente. A veces, en el silencio de la montaña, cree ver su silueta correteando junto a los caballos salvajes. Pero al volver la cabeza, sólo queda una fe.
Todo amor sincero es geografía sagrada que resiste sin claudicar.
Rencuentro amoroso y libre con la hija soñada, siempre presente en el susurro de la razón y de la ternura.
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