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junio 24, 2020

Pandemia y Poder (New Screen Deal)




El historiador canadiense W. H. McNeill, después de Plagues and People (1976), escribió  The Pursuit of Power (1981). De estudiar el efecto de las pandemias en los microorganismos humanos, McNeill pasó a estudiar el efecto de los cambios tecnológicos (la tecnología de guerra o «warfare») en los macroorganismos o sociedades humanas.

McNeill, en la introducción a The Pursuit of Power, dijo lo siguiente: «alterations in armaments resemble genetic mutation of microorganisms in the sense that they may, from time to time, break down older limits upon the exercise of force within the host society itself». 

McNeill halló tremendo parecido entre las epidemias y los avances tecnológicos militares, pues estos últimos ejercen el poder de la mutación de las segundas: un bicho capaz de salir de su hábitat y meterse en otro ecosistema o zona geográfica afecta naturalmente a los microorganismos del tal ecosistema, lo cual puede ser equivalente a la tecnología de la 5G que, liderada en buena parte por China, ha roto viejos límites. Ha abierto la posibilidad de la teletransportación («teleportation» en inglés). Semejante tecnología de guerra («warfare») afecta a los macroorganismos: sistemas educativos presenciales, aerolíneas, estadios o lugares de gran concentración en sentido físico-corporal.

Hay que preguntarse si las grandes compañías de tecnología, para «evitar» la propagación del virus, no han reforzado la alianza industrial del New Screen Deal. Pues, para las grandes élites económicas, parece que ha sido  fácil haber tomado la tremenda decisión del trabajo remoto, de la educación a distancia mediante el uso de laptops, celulares, Iphones, Ipads, computadores de escritorio, etc., licencias de Zoom, Teams, Google Meats, etc. ¿Supone el New Screen Deal el fin del desplazamiento mecánico o motorizado de casa-trabajo-universidad y consecuentemente el fin de los combustibles fósiles, si todo a ello se añade el cierre de aeropuertos y vuelos civiles internacionales? 

¿Todo será más limpio por la pantalla? Hay que tener cuidado. Los asiduos a la pantallas son también víctimas de una técnica semiótica que simula un contexto de vida, cuando en realidad detrás de las pantallas solamente hay fotos y flashes (Friedrich Kittler). Desde la masificación de la televisión, la humanidad parece haberse acostumbrado a su ración diaria de ilusiones ópticas (flashes y fotos). Pero en las fotos de una mujer desnuda (porno) lo que hay es un icono, mientras que en la palabra «mujer», en cambio, hay el nombre de esa «mujer». Una «palabra» en tanto «nombra» una realidad concreta dice mucho más cosas que una imagen, porque también es imagen.

Quién sabe a qué nivel ya está el New Screen Deal afectando nuestro pensamiento, nuestra forma de expresarnos, si advertimos que el profeta Nietzsche cambió radicalmente su forma de escribir gracias a la máquina de escribir





junio 12, 2020

Se puede formular, pero también narrar: Benjamin y Borges








Si nuestra escritura creativa quiere inscribirse en la literatura contemporánea, Benjamin y Borges son un enigma y una clave. 

Un rasgo característico de la literatura contemporánea es su estrecha relación con la crítica política. Todo texto literario es en realidad una metaficción que ficcionaliza el lenguaje de la Política. Pues el «lenguaje oficial» de edictos, decretos, documentos, noticias (fake news), etc., que moldea y da forma a la realidad cotidiana, está sancionado o legitimado por ciertas instituciones, parlamentos, secretarías, despachos, notarías, de la misma manera que las «armas legítimas» están a manos de la Policía y el Ejército. En este sentido, todo texto literario representaría una subversión, puesto que no sólo es una crítica de tal realidad política, sino también una parodia artística contra el lenguaje oficialista que determina dicha realidad-política. 



En vista de ello, tanto Benjamin como Borges acudieron a un arte combinatorio. A la acción y a la reflexión. En sus textos se puede formular, pero también narrar [1]. Tomemos por ejemplo el inicio del cuento de Borges «Deutsches Requiem» (1949). La narración está construida sobre el TEMA de la justificación y fatalidad de la Violencia en la voz de un militar de la Alemania nazi: 

"Mi nombre es Otto Dietrich zur Linde. Uno de mis antepasados, Christoph zur Linde, murió en la carga de caballería que decidió la victoria de Zorndorf. Mi bisabuelo materno, Ulrich Forkel, fue asesinado en la foresta de Marchenoir por francotiradores franceses, en los últimos días de 1870; el capitán Dietrich zur Linde, mi padre, se distinguió en el sitio de Namur, en 1914, y, dos años después, en la travesía del Danubio. En cuanto a mí, seré fusilado por torturador y asesino. El tribunal ha procedido con rectitud; desde el principio, yo me he declarado culpable. Mañana, cuando el reloj de la prisión dé las nueve, yo habré entrado en la muerte; es natural que piense en mis mayores, ya que tan cerca estoy de su sombra, ya que de algún modo soy ellos".

En este primer párrafo del cuento de Borges, además de la brevísima autobiografía hecha por el personaje Otto Dietrich zur Linde, hay un ráfaga de actos violentos: «murió en la carga de caballería», «fue asesinado en la foresta de Marchenoir por francotiradores franceses», «seré fusilado por torturador y asesino». A continuación la voz del militar nazi pretende construir una justificación (una parodia de la justificación) nazi:

 "[...] En 1929 entré en el Partido. Poco diré de mis años de aprendizaje. Fueron más duros para mí que para muchos otros ya que a pesar de no carecer de valor, me falta toda vocación de violencia. Comprendí, sin embargo, que estábamos al borde de un tiempo nuevo y que ese tiempo, comparable a las épocas iniciales del Islam o del Cristianismo, exigía hombres nuevos. [...] El azar, o el destino, tejió de otra manera mi porvenir: el primero de marzo de 1939, al oscurecer, hubo disturbios en Tilsit que los diarios no registraron; en la calle detrás de la sinagoga, dos balas me atravesaron la pierna, que fue necesario amputar. [...] ¿Qué ignorado propósito (cavilé) me hizo buscar ese atardecer, esas balas y esa mutilación? No el temor de la guerra, yo lo sabía; algo más profundo. Al fin creí entender. Morir por una religión es más simple que vivirla con plenitud; [...] La batalla y la gloria son facilidades, más ardua que la empresa de Napoleón fue la de Raskolnikov. El siete de febrero de 1941 fui nombrado subdirector del campo de concentración de Tarnowitz..." 

Se puede decir que Borges combina la ráfaga de acciones violentas con datos eruditos (históricos y filosóficos), datos que hacen resaltar las imágenes narradas [2]. Hay, pues, dos modos de criticar (recrear) la Violencia de la realidad-política. Un modo intuitivo-narrativo y otro lógico-discursivo. El modo intuitivo-narrativo es el modo de narrar un episodio violento mediante una ráfaga de imágenes expresivas. El modo lógico-discursivo es el modo de explicar dicho episodio  mediante datos eruditos (históricos, filosóficos, etc). Aun cuando el lenguaje literario está determinado por la decisión en favor del lenguaje imaginativo y de la imagen, no es posible librarse del lenguaje discursivo. 

Algo similar se observa en Benjamin, especialmente en la escritura fragmentaria o aforística de sus tesis «Sobre el concepto de historia». Por ejemplo, la tesis 9 basada en un dibujo de Paul Klee: 



Tesis IX
"Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. Representa a un ángel que parece estar a punto de alejarse de algo a lo que está clavada su mirada. Sus ojos están desencajados, la boca abierta, las alas desplegadas. El ángel de la historia tiene que parecérsele. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. Lo que a nosotros se presenta como una cadena de acontecimientos, él lo ve como una catástrofe única que acomula sin cesar ruinas sobre ruinas, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer los fragmentos. Pero desde el paraíso sopla un viento huracanado que se arremolina en sus alas, tan fuerte que él ángel no puede plegarlas. Este huracán lo empuja irresistiblemente hacia el futuro  [Dieser Sturm treibt ihn unaufhaltsam in die Zukunft], al que le da la espalda, mientras el cúmulo de ruinas crece hasta el cielo. Eso que nosotros llamamos progreso es ese huracán"  [3]. 

Es probable que García Márquez leyera esta tesis de Benjamin en lengua francesa (en traducción de Pierre Missac en la revista Les Temps Modernes de 1947). Pues, al final de Cien años de soledad, semejante tesis-imagen se hace evidente: 



Macondo era ya un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado por la cólera del huracán bíblico, cuando Aureliano saltó once páginas para no perder el tiempo en hechos demasiado conocidos, y empezó a descifrar el instante que estaba viviendo, descifrándolo a medida que lo vivía, profetizándose a sí mismo en el acto de descifrar la última página de los pergaminos, como si se estuviera viendo en un espejo hablado Entonces dio otro salto para anticiparse a las predicciones y averiguar la fecha y las circunstancias de su muerte. Sin embargo, antes de llegar al verso final ya había comprendido que no saldría jamás de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Babilonia acabara de descifrar los pergaminos, y que todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra. 

La hipótesis de que García Márquez se haya inspirado en Benjamin la formuló Sultana Wahnón. Según ella, la visión de la historia de la familia que ha alcanzado Aureliano en el momento de la revelación final es idéntica a la que Walter Benjamin propuso en la tesis IX (1940). En el sistema de espejos que es Cien años de soledad se esconde, como bajo el tablero de ajedrez que imaginó Benjamin, una concepción materialista de la historia que pone a la teología a su servicio. Aureliano Babilonia es, en el momento en que se le revelan las claves definitivas de Melquíades, la imagen del ángel de la historia que imaginó Benjamin basándose en el cuadro de Klee titulado Angelus Novus. [4] Tremendo. Criticar y analizar un texto es tan rico como crearlo.


Bibliografía

[1] Kate Hamburger, Logik der Dichtung, Stuttgart, 1957, cap. I (citada por R. Gutiérrez Girardot, «Jorge Luis Borges, Ensayos de una interpretación», Pensamiento hispanoamericano, UNAM, 2006, p. 349). 

[2] R. Gutiérrez Girardot, op. cit., p. 354. 

[3]. W. Benjamin, «Sobre el concepto de historia», trad. de Reyes Mate, Medianoche en la historia, Trotta, 2009. 

[4] Sultana Wahnón, “Las palabras y las cosas en Cien años de soledad”, Lenguaje y literatura. Barcelona, 1995.  

mayo 07, 2020

La trampa de Tucídides


Atenas, ante la aparición de la superpotencia de Esparta, se planteó el escenario de la guerra total. Pues, según la trampa de Tucídides, dos imperios no pueden coexistir. 

La crisis desatada por la Guerra del Peloponeso (431 a. C. – 411 a. C.) inauguró la Historia como disciplina racional, despojada del elemento mítico. 

Tucídides (460 a. C - ¿396? a. C), testigo ocular de aquella Guerra, la observó a través de un ojo clínico, es decir, del método hipocrático. Supuso que el estudio del organismo humano y su salud mediante la observación de cuerpos enfermos se puede trasladar a la de las sociedades. Advirtió que Atenas podría estudiarse mejor mediante la  comparación con Esparta[1].

¿Asistimos ahora a la trampa de Tucídides con la emergencia de China? ¿Pueden coexistir dos imperios al mismo tiempo? 

China desafía a Estados Unidos. ¿Cómo? Mediante la Guerra Híbrida de la Inteligencia Artificial. Confróntese de Kal-Fu Lee, AI Superpowers: China, Sillicon Valley, and the New World Order (2018). 

Los datos digitales son la nueva riqueza en el sentido usado por Marx en los Grundrisse [3]. 

Lo que dice Marx en los Grundrisse (originalmente escritos en 1857) es la noción de que aun la producción más individual, supongamos, la de escribir un mensaje o enviar una foto por WhatsApp, aparece como dependiente, como perteneciente a un gran todo. Esos mensajes aparentemente individuales, sumados y multiplicados con los de toda una familia, un clan, un pueblo, una ciudad, un país, un continente,  ya han terminado por crear un inmenso cerebro social planetario. 

Gerald S. Hawkins, en su libro Mindsteps to the cosmos (1983), planteaba un escenario para el 2021. Un tremendo mindstep (gran paso mental o cambio de visión cosmológica), pues se crearía un cerebro planetario (¿el internet de todas las cosas?).

La pelea es pues entre corporaciones: GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft) y sus espejos en China BATH (Baidu, Alibaba, Tencent, Huawei). 

No es nada nuevo. La ensayista Rita Segato hablaba ya de crímenes corporativos

La corporocracia domina el mundo en cuanto tanto domina la Palabra. 







[1]  Cf. Juan José Torres Esbarranch (2015), “¿Por qué Tucídides? Perennidad y modernidad del historiador de la Guerra del Peloponeso”, en Tucídides, Guerra del Peloponeso I, Madrid, Gredos, 2015, p. XX.
[2] Cf. F. Engels (2006), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, trad. Grupo de Traductores de la Fundación Federico Engels, Madrid, fundación Federico Engels, 2006, p. 127. 
[3] Cf. Gabriel Méndez Hincapié, "China ¿Una vía digital al comunismo?"

abril 22, 2020

Cervantes en el confinamiento: a propósito del día del idioma



El 23 de abril de 1616 falleció Cervantes. Pero nadie más escéptico avant la lettre del Día del Idioma español que Cervantes, cuya novela según él mismo está originalmente escrita en árabe por un tal Cide Hamete Benengeli (véase el capítulo 7 de la primera parte y el capítulo 61 de la segunda). 

«Los días que uno tras otro son la vida», según el famoso verso de Aurelio Arturo, se hacen mucho más monótonos en el confinamiento. 

Hay quienes confunden al idioma con Cervantes. Antes de ser escritor, Cervantes fue un guerrero y un soldado cuya experiencia traumática - lo secuestraron, esclavizaron y torturaron durante más de cinco años en el norte de África - posteriormente convirtió en humor y en alegría. 

María Antonia Garcés, la mayor experta en este tema, no deja de preguntarse por qué entre el capítulo 37 y 38 de la primera parte del Quijote, Cervantes interrumpe la historia de la muchacha morisca para insertar el discurso de las letras y las armas. Es de los pocos momentos de la novela en que el alucinado caballero abandona su delirio y deja de ser tratado como un loco. En realidad, Cervantes fue un soldado toda su vida. Incluso en la disciplina para escribir.  

Fue en septiembre de 1575 cuando, de regreso de la batalla de Lepanto y a punto de desembarcar en España, la galera Sol en la que viajaban Cervantes y su hermano fue capturada por una flota de corsarios turco-berberiscos. El futuro autor del Quijote tenía 28 años y la mano izquierda inservible por una herida. Cinco años, hasta 1580, padeció Cervantes el secuestro, el confinamiento, el encierro. Fue vejado y torturado varias veces por  sus intentos de fuga. A su hermano lo liberaron antes. De manera que la creación literaria es, en Cervantes, una auténtica catarsis aristotélica, un bálsamo, un consuelo para superar una tremenda experiencia traumática. 

Del trato con piratas, malandros, delincuentes y fanáticos - lo supieron después Stevenson y Borges - Cervantes atesoró los mejores argumentos literarios. La experiencia en el norte de África, en las mazmorras de Argel, una ciudad sobre el Mediterráneo que él llamó "puerto universal de corsarios y amparo y refugio de ladrones", inunda no sólo varios capítulos del Quijote, sino también varias dramas teatrales y su novela breve El amante liberal (1613).


La consoladora perspectiva del fin del mundo no es sino un consuelo de cobardes. El mundo siempre ha estado a punto de acabarse. No hay nada nuevo bajo el sol. Acaso profundizar en la historia del siglo XVII sea más fructífero. Profundizar en el impacto filosófico que dejó del Quijote después de 1614. Pues, si se ve bien, el regreso a la cordura del señor Alonso Quijano anuncia la fórmula del ilustrado radical Baruch Spinoza (1632-1677): “Nec metu nec spe” (sin esperanza ni miedo). Es decir: renunciar al futuro ilusorio para rentabilizar las posibilidades de la realidad tal como se ofrece aquí y ahora (aunque sea en el encierro). 


La humanidad peligra cuando olvida la más solemne advertencia de la historia: que lo más amenazante contra la civilización, no son las pandemias y las guerras, sino el hartazgo y el tedio de masas improductivas. En ningún otro momento como en tiempos de guerra o de pandemia se hace tan evidente lo siguiente: que esta trabazón nerviosa que es la sociedad sólo se liga mediante el idioma. De ahí la colaboración delictuosa de quien urde falsas alarmas, fake news, de quien acusa sin pruebas, de quien divierte embruteciendo, de quien usa un texto sin referirlo a su contexto. 

El abuso de Cervantes y el Quijote, según se ve, Borges olvidó registrarlo en Historia universal de la infamia. Por suerte Rubén Darío, en sus Cantos de vida y esperanza (1905), elevó unas "Letanías de nuestro señor don Quijote", pidiéndole disculpas al personaje cervantino por soportar tantos elogios, memorias, discursos, / resistir certámenes, tarjetas, concursos.... Darío le pidió que rogara por nosotros "...hambrientos de vida, / con el alma a tientas, con la fe perdida [...] Pro nobis ora, gran señor". Por último, Darío le pidió que nos librara "de las epidemias, de horribles blasfemias y de las Academias...". 

 ¿Qué pensar de estos últimos versos, el 53 y 55 respectivamente: "de las epidemias, de horribles blasfemias y de las Academias / ¡Líbranos, Señor!"? Con el e-learning nadie ha podido librarse de las academias. Darío además se refería a las Academias de la lengua, insoportables y soporíferas en su día. 

Acaso ahora anhelamos volver hasta completar afore. Hace falta la polémica a viva voz. 

abril 17, 2020

Diario de la peste leyendo "La peste" (del 21 de marzo a 6 de abril)

Sábado, 21 de marzo de 2020: vuelo Medellín-Ciudad de Panamá-Ciudad de México


Leyó, sentado en el avión (ya la nave se ha internado en las espesas nubes del Tapón del Darién), tremendo pasaje de La peste de Camus:
«Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: ‘Esto no puede durar, es demasiado estúpido’, y sin duda una guerra es evidentemente estúpida, pero eso no impide que dure. […] Nuestros conciudadanos a este respecto eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, porque no han tomado precauciones». […] Uno se cree libre y nadie es ni será libre mientras haya pandemia».


A estas alturas, mientras viajaba con tapabocas y evitando tocar cualquier cosa, semejante pasaje del libro lo fastidió. Lo cerró. Guardó el libro de Camus en lo más profundo de su mochila. No quería volver a verlo. Se asustó. Maldito Camus. Lo hizo sentir culpable. Si se enfermara sería por su culpa, por su necedad, por "humanista". 


La clave está en el confinamiento, le había dicho por WhatsApp el gran cirujano, el Dr. Melguizo. Pero él un "humanista" y desafía las precauciones epidemiológicas, viajando en un avión repleto de gente hacia México con escala en Ciudad de Panamá. No ha querido quedarse confinado en Colombia. Su esposa y su hija viven en México. Él sólo estaba de paso en Colombia visitando a sus padres. Tenía el plan de dar una conferencia en la universidad EAFIT (sobre la imagen de México en el ensayo literario), pero la cancelaron. Pensó inicialmente quedarme con su padre en Medellín hasta el 1 de abril, pero el gobierno colombiano anunció que a partir del lunes 23 cerraría todos los vuelos, y se apresuró a comprar uno a última hora por COPA.  


La clave está en confinarse, sí, pero la necesidad y la necedad impiden un confinamiento eficaz. Y los primeros culpables son los humanistas, los que sospechan de los científicos, de los epidemiólogos. 

Domingo, 22 de marzo 


No te asustes. Acoge la fórmula del humanismo radical de Baruch Spinoza:  “Nec metu nec spe” (sin esperanza ni miedo), es decir, renuncia al futuro ilusorio, para rentabilizar las posibilidades de la realidad tal como se ofrece aquí y ahora.

Lunes, 23 de marzo



Echar pa'l monte. No hay otra solución. 


Martes, 24 de marzo 

 El sexo: esta pasión por la vida que crece en las grandes desgracias. 

Miércoles, 25 de marzo 

En La peste de Camus dice el Dr. Rieux en una discusión con el sacerdote de Orán: 

«El hombre no es una idea. El único medio de luchar contra la pandemia es la honestidad […] hacer mi oficio», dice el Dr. Rieux. «Y es que nada es menos espectacular que una pandemia. Las grandes desgracias son monótonas: un ininterrumpido pisoteo que aplasta todo a su paso».
Jueves, 26 de marzo
Lo cierto es que el único medio de hacer que las gentes estén unas con otras es mandarles una pandemia.

Viernes, 27 de marzo

 La emboscadura, el famoso ensayo de Ernst Jünger: 
“Librar de miedo al ser humano es mucho más importante que proporcionarle armas o proveerle de medicamentos. El poder y la salud están en quien no siente miedo. Y quien pone fin al terror es el mismo que antes ha vencido al miedo. Queda la opción de «irse al bosque», «emboscarse». Los hombres libres son poderosos, aunque constituyen únicamente una minoría pequeñísima. El miedo puede ser vencido por la persona singular si ésta adquiere conocimiento de su poder. La emboscadura, en cuanto conducta libre en la catástrofe, es independiente de las fachadas político-técnicas y de sus agrupaciones”. (Jünger).

Sábado, 28 de marzo

En  La peste de Camus el Dr. Rieux discute con un muchacho de Orán, un joven deseoso de huir de la ciudad para visitar a su novia. «Huye», le dice. Huye si te sientes exiliado y con miedo bajo el sometimiento de la cuarentena. «Nada en el mundo merece que se aparte uno de los que ama». 
Domingo, 29 de marzo 
El virus jamás desaparecerá. El hombre mismo es la pandemia. Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la pandemia y de la vida es el conocimiento y el recuerdo.

Lunes, 30; martes, 31 de marzo; miércoles, 1; jueves, 2; viernes, 3; sábado, 4 de abril. 

 La gente acepta primer el estar aislada, confinada, como aceptaría cualquier molestia temporal que no afecte más que alguna de sus costumbres. Pero de pronto, conscientes confusamente de que esta reclusión es una especie de secuestro, de que esta reclusión amenaza toda la vida hasta entonces conocida, desata cuando llegue la noche una energía negativa: la frescura de la atmósfera diurna, del cielo soleado, se deshace en el recuerdo. Nadie concilia el sueño. Insomnio.  

Lunes, 6 de abril



Entonces comienzan a asaltarme las alarmas conspiracionistas, las teorías de la conspiración

«Once an old, wise man was sitting under a tree when the epidemic god came along. The wise man asked him, “Where are you going?” The god of epidemic replied, “I’m going to the city and I’m going to kill a hundred people there.” On his return journey, the god of epidemic came back to the wise man. The wise man said to him, “You told me that you wanted to kill a hundred people. But travellers told me that ten thousand had died.” The epidemic god said, “I only killed a hundred. The others were killed by their own fear.”»
– Zen Buddhist allegory