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septiembre 17, 2020

Andrés Bello: precursor del giro lingüístico


 Andrés Bello es un precursor de la filosofía analítica del giro lingüístico. Para Bello, como para Wittgenstein, el lenguaje es el dato último y primero de lo humano. No hay experiencia de otra cosa. 


En varias ocasiones, Bello citó a Kant para sustentar su idea de que el Ser Supremo o Dios es obra de la razón práctica, y que el problema de Dios –si existe– es un problema del lenguaje. Por usar una paradoja borgiana, todo el Nilo está en la palabra Nilo, de la misma manera que todo Dios en la palabra Dios. 


En la nota XIII de su Gramática, Bello explica que si el verbo indica juntamente la persona, número del sujeto, el tiempo y modo del atributo, entonces el tiempo no parece tener una existencia separada del espacio, sino que es obra de la imaginación. En el capítulo octavo de su Filosofía del entendimiento, sobre la coexistencia y la sucesión, Bello sostiene que percibimos de una manera inmediata relaciones entre un ahora, un antes y un después. Pues, aun cuando queremos pensar atentamente en algo, los ruidos que nos desconcentran se suponen que coexisten con el pensamiento que nos ocupa y en que deseamos fijarnos. No hay ideas puras sino impuras, contaminadas de otros datos: Big Data. 


En el capítulo XX de su Filosofía..., Bello habla de la sugestión de los recuerdos y sostiene que el pensamiento poético es un estímulo para el conocimiento. Si no puede haber un conocimiento puro, sino uno impuro, es porque nuestra mente funciona literariamente sin saberlo. Funciona reuniendo las cosas separadas y distintas mediante la capacidad de asociación o combinación de realidades de planos distintos, conectando los problemas literarios con los políticos, relacionando la música con la arquitectura o la pintura. Bello trae un ejemplo al respecto: “El mar me hace pensar en las naves; las naves en el comercio; el comercio me sugiere la idea de Inglaterra; Inglaterra me recuerda a Nelson; Nelson, la batalla de Trafalgar; la batalla de Trafalgar, a España, y así sucesivamente.” Toda palabra remite a una imagen, y toda imagen a un pensamiento. 


Sor Juana, en "Carta a Sor Filotea", se dio cuenta de esta intercomunicación que existe entre los distintos órdenes del saber; que unas disciplinas ayudan a las otras, y que aquello que no alcanzaba directamente con la teología, a lo mejor venía a entenderlo a través de la matemática, y lo de más allá con la historia. La atención orientada abre nuevas compuertas y vasos comunicantes. 

Otro ejemplo es el Poema de los dones, de Borges. 


Otro ejemplo está en el mismo Bello. En un artículo de El Araucano, Santiago de Chile, 21 de mayo de 1841, núm. 561.


“Nuestra República acaba ciertamente de nacer para el mundo político; pero también es cierto que desde el momento de su emancipación se han puesto a su alcance todas las adquisiciones intelectuales de los pueblos que la han precedido, todo el caudal de sabiduría legislativa y política de la vieja Europa, y todo lo que la América del Norte, su hija primogénita, ha agregado a esta opulenta herencia. Al oír hablar de la infancia de nuestros pueblos, parece que se tratase de una generación que hubiese brotado espontáneamente de la tierra en una isla desierta, rodeada de mares intransitables, y forzada por su incomunicación con el resto de nuestra especie, a crear de su propio fondo las instituciones, artes y ciencias que constituyen y perfeccionan el estado social. Nuestro caso es muy diverso. Nos hallamos incorporados en una grande asociación de pueblos, cuya civilización es un destello de la nuestra. La independencia que hemos adquirido nos ha puesto en contacto inmediato con las naciones más adelantadas y cultas; naciones ricas de conocimientos, de que podemos participar con sólo quererlo. Todos los pueblos que han figurado antes que nosotros en la escena del mundo han trabajado para nosotros. ¿Quién nos condena, sino nuestra desidia, a movernos lentamente en larga y tortuosa órbita que han descrito otros pueblos para llegar a su estado presente? ¿No podremos adoptar sus mejoras sociales sino cuando hayamos completado ese largo ciclo de centenares de años, que ha tardado en desenvolverse el espíritu humano en las otras regiones de la tierra? ¿Estaremos destinados a marchar eternamente tres o cuatro siglos detrás de los pueblos que nos han precedido? Pero el mundo civilizado progresa ahora con tan rápido movimiento que, si no aceleramos el paso, nos dejará cada año a mayor distancia, más ignorantes y atrasados con respecto a él, y por consiguiente más débiles, porque conocimiento es poder." 

septiembre 02, 2020

Pedro Henríquez Ureña sobre (o contra) Borges





En una carta del 19 de mayo de 1945 a José Rodríguez Feo, con quien Lezama Lima editaba la revista Orígenes, Pedro Henríquez Ureña compartió desde Buenos Aires esta tremenda crítica de Borges:


“En literatura a Borges sólo le interesa el mecanismo, o se interesa en la estructura de los conceptos filosóficos, y no en su contenido; el contenido humano le es indiferente. La literatura que presenta los grandes conflictos humanos, las pasiones fundamentales, las cualidades esenciales del hombre lo deja frío. En Shakespeare y en Dante admira las imágenes y la estructura de los versos. En resumen nada de lo humano le atrae; para que una novela o un drama le interesen se necesita que sean: 1, fantástico; o 2, historia de locos; o 3, puzzles de tipo policial. Como idioma, sí, te diré, es estupendo; no se equivoca nunca. Como estilo es muy personal: pero es un modelo muy peligroso porque sólo tiene un tono y no una serie de tonos; es como si compusiera siempre en fa sostenido. [...] De todos modos harás bien en leer a Borges como maestro del idioma y del estilo, pero no creas la mitad de lo que dice".

(PHU, Selección de ensayos, La Habana, Casa de las Américas, 1965, pp. XX-XXI). 

Lezama Lima y Rodríguez Feo


Más tarde, a la muerte de Pedro Henríquez Ureña en La Plata, Argentina, a bordo de un tren en 1945, cuando Pedro era un profesor de secundaria, Borges compuso este pequeña narración: 


«El sueño que Pedro Henríquez Ureña tuvo en el alba de uno de los días de 1946 curiosamente no constaba de imágenes sino de pausadas palabras. La voz que las decía no era la suya pero se parecía a la suya. El tono, pese a las posibilidades patéticas que el tema permitía, era impersonal y común. Durante el sueño, que fue breve, Pedro sabía que estaba durmiendo en su cuarto y que su mujer estaba a su lado. En la oscuridad del sueño, la voz le dijo:
"Hará unas cuantas noches, en una esquina de la calle Córdoba, discutiste con Borges la invocación del anónimo Sevillano Oh muerte, ven callada / como sueles venir en la saeta. Sospecharon que era el eco deliberado de algún texto latino, ya que esas traslaciones correspondían a los hábitos de la época, del todo ajena a nuestro concepto del plagio, sin duda menos literario que comercial. Lo que no sospecharon, lo que no podían sospechar, es que el diálogo era profético. Dentro de unas horas, te apresurarás por el último andén de Constitución, para tu clase en la Universidad de La Plata. Alcanzarás el tren, pondrás la cartera en la red y te acomodarás en tu asiento, junto a la ventanilla. Alguien, cuyo nombre no sé pero cuya cara estoy viendo, te dirigirá unas palabras. No le contestarás, porque estarás muerto. Ya te habrás despedido para siempre de tu mujer y de tus hijas. No recordarás este sueño porque tu olvido es necesario para que se cumplan los hechos.»


En El oro de los tigres (1972)
Y en Libro de sueños (1975)

agosto 30, 2020

Los signos de nuestra época en «Gravity's Rainbow» de Thomas Pynchon




Quien quiera saber de nuestra época pandémica y dependiente de enchufes eléctricos, de alimentos enlatados, de tubos que conducen el agua y tubos que transmiten voces y rostros en una pantalla  y desde luego del petróleo (industrias automotrices, aeronáuticas y del plástico hasta para fabricar biberones y «mangueras de jardín que alimentan eternamente el desierto»),
 de una época dependiente de coordinaciones y repeticiones anclada a una máquina de inteligencia artificial, que lea Gravity's Rainbow (1973) de Thomas Pynchon (Nueva York, 1937). 

La amistad germano-estadounidense en tanto transferencia de tecnología permitió la cinta magnetofónica, el cine a color, la frecuencia modulado (FM), el radar, la frecuencia ultra-alta (UHF) y la computadora del matemático británico Allan Turing, el que decodificó el código secreto de los nazis. Tal es lo que se propone narrar - Dios sólo se desacraliza narrando, dice la Cábala - Thomas Pynchon.  

Pynchon es considerado el representante del posmodernismo (o de la post-vanguardia literaria, el heredero angloamericano de James Joyce), aunque también para Régine Rosenthal hay mucho en Gravity's Rainbow de la novela picaresca española. Pues, en lugar de evadirse hacia escenografías fabulescas o sentimentales, Pynchon se mete en la aplastante realidad de la técnica militar mediante la invención de un espía estadounidenses,  Tyrone Slothrop, que se infiltra en el Tercer Reich en plan de averiguar el origen de los cohetes-bombas V2. Pero lo que descubre, como veremos, es también una coincidencia tremenda entre Lectura y Paranoia.

Con más de 300 personajes y 900 páginas, Gravity's Rainbow trata de las implicaciones filosóficas y políticas de la fabricación y aplicación técnico-militar del cohete V2, el primer cohete de combustible líquido: el cohete que ha permitido abandonar el planeta Tierra y conquistar el espacio exterior con multitud de satélites.  El cohete V2 lo inventó el científico alemán Wernher von Braun en la década de 1930, durante el nazismo. Entre el 8 de septiembre de 1944 y el 27 de marzo de 1945, los cohetes V2 diseñados por von Braun describían una órbita a la manera de un arcoíris mientras cruzaban el Canal de la Mancha hasta impactar en Londres, en puntos precisos, exactos. El 3 de octubre de 1942 Wernher von Braun [1] disparó el primer V2 desde una base militar situada entre Polonia y Alemania, en las playas de Peenemündedonde el río Oder desemboca al mar. 




El cohete V2 saliendo hacia Lonres


 "Imagine a missile one hears approaching only after it explodes. A piece if time snipped out..., a few feet of film run backwards" (Imaginemos un misil al que oímos aproximarse solo después de su estallido. Se trata de una inversión. Un fragmento de tiempo limpiamente suprimido de un limpio tijeretazo…, unos metros de película que retroceden…]". 

Los cohetes V2 se fabricaron inicialmente con Immipolex, un tipo de plástico producido por la la compañía química alemana IG Farben. La IG Farben fue la típica fusión del capitalismo monopolista, «fascista», sometida al control del poder militar, policial, legal y de propaganda de Estado; un monopolio que en Alemania fue apoyado por la élite del Yunker

Básicamente, Pynchon demuestra que las guerras mundiales no fueron provocadas por cuestiones políticas («la política es el opio del pueblo», lo que lo mantiene distraído), sino por las necesidades de distribución y prioridad entre las diversas tecnologías. Hacia 1939 los Estados Unidos y el Reino Unido advirtieron su retraso armamentístico con respecto a Alemania. Según Friedrich Kittler, las 10 divisiones de tanques del ejército alemán se movilizaban operativamente y con un control a distancia por medio de las ondas ultracortas. Estas ondas, que se propagan en línea recta y rebotan a distintas alturas (cuanto más alta la frecuencia a mayor altura) de la ionosfera, alcanzan puntos lejanos e incluso le dan la vuelta al planeta. Cuando en 1945 los aliados entraron a la Alemania nazi dejaron, según Pynchon, toda la infraestructura intacta. "Capturaron" desde luego a Wernher von Braun, a quien de inmediato se llevaron al otro lado del Atlántico para trabajar en la NASA. Wernher von Braun, según dijo después, se entregó sin inconveniente al ejército estadounidense, sorprendido de aquel pueblo próspero que leía la Biblia.  

 Cuando el protagonista de Gravity's RainbowTyrone Slothrop, es infiltrado en el Tercer Reich, descubre que su infancia estuvo relacionada con la transferencia de tecnología entre Alemania y Estados Unidos, entre la Standard Oil de Rockefeller y la compañía química alemana IG Farben. De niño, su padre lo sometió al profesor Laszlo Jamf, un experto en psicología conductista (behaviourism). El «pofesor Jamf» lo tuvo como conejillo de indias para vestir un atuendo de plástico, el Immipolex, fabricado por el consorcio germano estadounidense, cuyos componentes químicos hacían que el adolescente Slothrop tuviera una erección. De modo que si parte del material de los cohetes V2 está hecho también del mismo plástico de los calzoncillos de Slothrop, hay una casualidad en el mapa erótico-romanesco del espía estadounidense y del mapa de Londres donde caen los V2. Es decir: antes de su impacto, durante su trayectoria a la manera de un arcoíris, los cohetes V2 producen una erección en el espía estadounidense. ¿Una erección? (...a hardon?).  "There is in his history [historial], and likely, God help him, in his dossier [expediente], a peculiar sensitivy to what is revealed in the sky". 

En este sentido, el protagonista de Gravity's Rainbow, Tyrone Slothrop, es también un pícaro posmoderno que denuncia cómo Londres se ha convertido en hervidero de servicios secretos, de guerra psicológica y de conductistas (Behaviorist) que despliegan salas de cine para entretener a sus víctimas. Los pavlovianos son los peores. El ruso Ivan Petrovich Pavlov, el del «reflejo condicionado» se basó en la salivación de los perros (ofrecerles un hueso mediante el sonido de una campanilla), para el «debilitamiento de las ideas de los contrarios», para la fabricación de poblaciones «moralmente imbéciles». ¿No son las drogas alucinógenas - la «guerra contra las drogas» - el legado de la contracultura de la Posguerra? ¿Por qué sistemas académicos se regodean y se sacian de asumir la visión de los vencidos, esto es, la invención de identidades subjetivas de todo tipo dependientes sin embargo de una gran máquina de inteligencia artificial que diluye sexos, comunidades identitarias, etc.? Hay que indignarse contra el adiestramiento en la inocencia, es decir, con la creencia de que la ficción literaria es algo aparte de la vida real. 

El gran aporte de Gravity's Rainbow es la coincidencia tremenda entre Lectura y Paranoia. Pues la invención del sujeto individual (del ciudadano con documento de identidad) depende de los expedientes. Por cada país, aduana, gobierno, institución o departamento de impuestos por el que hayamos pasado, hay una carpeta con nuestro expediente (con nuestra fotografía, huella dactilar, nuestro iris y hasta con nuestro tipo de sangre; pronto, también, con nuestra temperatura corporal).

Gravity's Rainbow está construida sobre documentos históricos exactos. Esto quiere decir que la realidad histórica es mucho más rica que cualquier ficción. Aún más: que la labor del historiador, la de «recoger y aprovechar datos», es también la del gran novelista. Hoy que se habla de la «banda ancha» hay que pensarla también en el plano personal. Pues la riqueza personal depende de cuánta noción tienes de tu pasado y de tu historia. Cuánto más vives en el pasado y cuánto más imaginas el futuro, cuánto más lees, mayor es la anchura de tu banda, más sólida tu persona, mayores datos podrás procesar. 


Hay que leer los signos de nuestra época bajo la forma de una novela. Pues leyendo Gravity's Rainbow de Pynchon, uno comienza a sospechar si el Covid19 (sin negar la muerte masiva que produce semejante virus) no sirve de espectáculo para ocultar los verdaderos movimientos de una guerra: crisis de distribución y prioridad entre diversas tecnologías: ¿habrá un paulatino fin del petróleo y en consecuencia del plástico, de la gasolina, del transporte con combustibles fósiles? Big Data is the New Oil. ¿Adiós al petróleo y al cash? ¿Teletransportación, dinero electrónico? 

Hay que preguntarse si las grandes compañías de tecnología, para «evitar» la propagación del virus, no han reforzado la alianza industrial del New Screen Deal. Pues, para las grandes élites económicas, ha sido  fácil haber tomado la tremenda decisión del trabajo remoto, de la educación a distancia mediante el uso de laptops, celulares, Iphones, Ipads, computadores de escritorio, etc., licencias de Zoom, Teams, Google Meats, etc. ¿Supone el New Screen Deal el fin del desplazamiento mecánico o motorizado de casa-trabajo-universidad y consecuentemente el fin de los combustibles fósiles, si todo a ello se añade el cierre de aeropuertos y vuelos civiles internacionales? 

¿Todo será más limpio por la pantalla? Hay que tener cuidado. Los asiduos a la pantallas son también víctimas de una técnica semiótica que simula un contexto de vida, cuando en realidad detrás de las pantallas solamente hay fotos y flashes (Friedrich Kittler). Desde la masificación de la televisión, la humanidad parece haberse acostumbrado a su ración diaria de ilusiones ópticas (flashes y fotos). Pero en las fotos de una mujer desnuda (porno) lo que hay es un icono, mientras que en la palabra «mujer», en cambio, hay el nombre de esa «mujer». Una «palabra» en tanto «nombra» una realidad concreta dice mucho más cosas que una imagen, porque también es imagen.


 

junio 30, 2020

Jünger: antenas y absorción de noticias

 


La guerra como experiencia interior (Der Kampf als inneres Erlebnis, Berlín, 1922) es un libro del teniente Ernst Jünger. Allí cuenta que, cuando divisaba al enemigo, entre la niebla de polvo, por definición invisible, lo confundía con su propio doble almacenado cinematográficamente (citado por Kittler, 2017, p. 207). Las redes o antenas [4G y 5G] compiten en rapidez con el rayo. Difunden, en manos equívocas, el miedo y al automatismo. 

 «A lo que se asemejan todas esas antenas que hay en las ciudades gigantescas es al cabello erizado. Constituyen una invitación a establecer contacto con los demonios [...] La simple necesidad que la gente siente de absorber noticias varias veces al día es ya un signo de angustia. La imaginación gira y gira, y de esa manera va creciendo y paralizándose la inteligencia». 

Así decía Ernst Jünger en La emboscadura (Der Waldgang, 1951), un ensayo libertario y en rebeldía contra el «nuevo orden mundial» de la Posguerra. 



Decía también Jünger que le parecía un espectáculo chocante ver cómo unos Estados que están fuertemente armados y en posesión de todos los medios de poder, resultaban al mismo tiempo sumamente susceptibles. Aquellos Estados y para-estados armados hasta los dientes intuyen, según Jünger, que los hombres libres son poderosos, aunque constituyen únicamente una minoría pequeñísima. En realidad, las grandes masas conectadas simultáneamente a una misma red social no son tan transparentes como la superficie lisa de la pantalla. No. En el seno gris del rebaño se esconden lobos, es decir: personas que continúan sabiendo lo que es la libertad

Y esos lobos no son sólo fuertes en sí mismos; también existe el peligro de que, cuando amanezca un mal día, contagien sus atributos a la masa de modo que el rebaño se convierta en horda. Tal es la pesadilla que no deja dormir tranquilos a los que tienen el poder.

Preguntémonos qué pensaría Jünger de la pandemia de 2020, del confinamiento, de la introducción de la tecnología 5G. Acaso diría que el coronavirus se asemeja a la minoría en tanto cuanto causa un efecto enorme, imposible de calcular, y que impregna la totalidad del Estado. Para averiguar dónde se hallan los puntos en que ataca ese virus, para observarlos y vigilarlos, son necesarios grandes contingentes de policías y antenas. A medida que va creciendo la adhesión de las masas, también va creciendo la desconfianza respecto de ellas.  Es preciso vigilarnos a todos. 


Nada es gratuito. Ni siquiera la comodidad de «quedarse en casa». Pues hay que pagar la comodidad de que los tubos traigan agua, electricidad, gas, video y música. Si no nos percatamos de nuestra situación de animal doméstico, según Jünger, arrastraremos consigo la situación de animal de matadero: el de representar el papel de policía de sí mismo cuando coopera con su propia aniquilación.  
 
Pero el miedo puede ser vencido por la persona singular si ésta adquiere conocimiento de su poder. La emboscadura, en cuanto conducta libre en la catástrofe, es independiente de las fachadas político-técnicas y de sus agrupaciones. 


No podemos prescindir de los poetas. Ellos son los que introducen la subversión y los que inician también el derrocamiento de los Titanes. La imaginación — y con ella el canto — forman parte de la emboscadura. 


Uno debe creer en sí mismo; amarse, respetarse. 





junio 28, 2020

Camus y Jünger: la «persona singular soberana» no se deja aterrar por los datos



 

Debemos a Antonio Escohotado la recomendación de dos sendos libros de gran realismo político y filosófico y de gran estilo literario y en cuya clarividencia nos encontramos todavía: L' Homme révolté de Albert Camus y La emboscadura [Der Waldgang] de Ernst Jünger. 



Ambos libros se publicaron originalmente en 1951,  en plena Posguerra o Guerra Fría y poco después del fin del Bloqueo de Berlín occidental por el régimen estalinista. Lo que Camus y Jünger criticaron de aquel «orden del mundo» ayuda a entender el que se ha impuesto durante 2020. Son dos libros cuya clarividencia puede iluminarnos el camino. Sostienen que la persona singular soberana nunca será vencida, pues prefiere el peligro a la esclavitud; que la persona singular soberana no se deja atrapar ni aterrar por las cifras o el número. 

 La «filosofía de la fría contabilidad del crimen» fue sacralizada por el «ilustrado» Marqués de Sade (1740-1814), de quien se desprende el término «sadismo». El mass media ha asumido la pandemia del Covid 19 con aquella fría filosofía de la contabilidad del crimen. «Fallecidos por Covid 19 antes del 1 de marzo: 1023. Después del 1 de marzo: 2032. Total:. 3055». Como si cada muerto fuera igual a otro. La ilusión del número. El nihilista lo niega todo, salvo el cientificismo más vulgar; no ve otra cosa que cifras, números de enfermos y contagiados. Datos. Ciencia puesta al servicio del «terrorismo de Estado». Hay que salirse de las estadísticas. El automatismo y el miedo van estrechamente unidos. 

Camus, en la tercera parte de su libro, reconoce a Jünger como el «único hombre de cultura superior que ha dado el nazismo». Como aquel que, en Tempestades de acero (Stahlgewittern, 1920), tuvo la visión de un «Imperio mundial y técnico», de una «religión de la técnica anticristiana», cuyos fieles y soldados son los obreros. Para Camus, Jünger (el fascismo) se une con Marx (el comunismo) en esta idea tremenda: «El estatuto de un nuevo régimen de mando suple el cambio del contrato social. El obrero es sacado de la esfera de las negociaciones, de la compasión, de la literatura, y elevado hasta la de la acción. Las obligaciones jurídicas se transforman en obligaciones militares». Así, todos los problemas son militarizados, planteados en términos de poder y eficacia. 

En realidad, más que fascista o apólogo del fascismo, Jünger es un libertario. En 1922 lo que denuncia en La guerra como experiencia interior (Der Kampf als inneres Erlebnis) es la imposibilidad de un discurso coherente cuando un conflicto o enemistad absoluta resulta usurpado por las máquinas. Pues, si se piensa mejor, lo que hay es una «batalla de materiales» («Materialschlacht»)  que obliga a una movilización total. La motorización ha convertido, incluso al ciudadano más pacífico,  en un engranaje de la máquina mastodónica mundial. 

Pintura de Yolanda Pineda
Pintura de Yolanda Pineda (1978)



En La emboscadura Jünger recoge varias ideas subversivas de Carl Schmitt: no sólo la del partisano, la de quien retoma un carácter telúrico para evitar las pretensiones absolutistas de una justicia abstracta, sino también la del Nomos y el Ethos. La «persona singular» ya no está en la sociedad como lo está un árbol en el bosque. Antes al contrario, se asemeja al pasajero de un trasatlántico que se va a estrellar contra los acantilados, al Titanic, cuya sensación de velocidad le hace pensar al individuo que goza de libertad. Estamos sometidos a potentes ilusiones ópticas. 

 «La inteligencia - dice Camus - es nuestra facultad de no llevar hasta el límite lo que pensamos a fin de que podamos creer en la realidad. El pensamiento aproximado es el único generador de realidad». Pero mucho gente prefiere echarse a morir antes que pensar.  Basta, según Camus, anteponer la razón de Platón a la de Moisés. Es decir: «el diálogo a la altura del hombre resulta menos caro que el evangelio de religiones totalitarias, monologando y dictando desde lo alto de una montaña solitaria». Para la víctima, el presente es el único valor, y la rebeldía la única acción.

 El mensaje final de Jünger, Camus y Escohotado es que una persona singular soberana puede derrotar a legiones de eunucos profesionales. Que uno debe creer en sí mismo; amarse, respetarse.