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octubre 24, 2020

El cuerpo de Cristo: cultura visual y cultura material


La lucha entre los dos dioses griegos Dionisio y Apolo podría extrapolarse a la lucha entre la imagen y el texto, es decir, entre lo plástico o figurativo contra lo abstracto e ideologizado (cf. Nietzsche, El origen de la tragedia, 9, I, 55).


Los críticos de arte, al buscar explicar la pintura a través de concepciones abstractas, de algún modo han empobrecido y omitido buena parte de la riqueza del lenguaje pictórico. Esto se puede comprender mejor si se admite la riqueza pictórica redescubierta por el crítico Leo Steinberg (1983), Sexuality of Christ in Renaissance Art and in Modern Oblivion (La sexualidad de Cristo en el arte del Renacimiento y en el olvido moderno). Pues, al llenarse de concepciones abstractas, la crítica de arte se ha vuelto mucho más moralista y prejuiciosa. Contrario a lo que se piensa, la llamada «cultura visual» ya no sabe ver realmente. Hace falta restablecer la autoridad de la experiencia visual cotidiana.


Entre los siglos 14 y 16, la presentación ostensiva –figurativa– de los genitales de Cristo nunca se ocultó. Ni cuando se representaba de niño ni cuando se representaba de adulto en la cruz. El cristianismo fue una de las religiones más figurativas en el afán por no diluirse en mera abstracción. 



"La historia del dogma es ante todo el relato de los esfuerzos de la Iglesia para que la doctrina no se evapore en metafísica. Ni en Nicea, ni en Calcedonia expone la Iglesia teorías: circunscribe un misterio (Gómez Dávila, Sucesivos escolios a un texto implícito, 54g).


Ahora bien, la emancipación del discurso visual, ¿está fuera del alcance de las palabras? No. La emancipación del discurso visual no está fuera del alcance de las palabras. En la historia de las imágenes occidentales, muchas, si no la mayoría de ellas, han nacido del lenguaje –de la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) y de Homero y la mitología griega. De modo que la imagen ha nacido y vivirá y morirá relacionada con las palabras y la textualidad

Guerra de medios: datos visuales y "textuales"

  1. Por mor de lo que Gilman llama el imperialismo lingüístico, hubo un intento sistematizado a lo largo del siglo XX por estudiar, tratar y reducir todas las culturas humanas como signos (como semiótica).
  2. Gilman critica que la lingüística computacional de N. Chomsky, el psicoanálisis de Lacan, el estructuralismo de Foucault, el deconstruccionismo de Derrida compartan el prejuicio de que todos los fenómenos culturales, aun los más pictóricos o plásticos, pueden ser comprendidos desde una base de signos escriturales o semióticos.  Este imperialismo lingüístico o semiótico, que separa la imagen de las palabras, concibe la imagen como mera VIGILANCIA, «como un inspeccionar las cosas que uno lleva en la bolsa». 

  3. Esto también ha sido critidado, entre otros, por Martin Jay (1994) en Downcast Eyes: The Denigration of Vision in Twentieth-Century French Thought (Ojos abatidos: la denigración de la vision en el pensamiento francés del siglo XX). 
  4. Esta tensión ha originado que los estudios interartísticos entre Literatura y Pintura (imágenes en general, ilustraciones, fotos, pinturas, etc.) haya tenido en la reflexión teórica una inclinación por el lenguaje verbal más que por el plástico. Gilman sospecha de la famosa frase de Plutarco, acuñada por éste a Simónides de Ceos, esconde ya un imperialismo por el lenguaje verbal


    1. La pintura es «poesía muda»
    2. La poesía es «pintura que habla».


    a.a. ¿Todo texto literario tiene el poder visual de la pintura?

    b.b. -¿Realmente toda pintura es muda?



    5) Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781) escribió en 1766 la primera y una de las principales teorías literarias que inauguran la modernidad, el Laocoonte: sobre los límites de la pintura y la poesía [en alemán Laokoon oder über die Grenzen der Malerie und Poesie]. Semejante teoría se inicia con un problema empírico sugerido por la estatua de Laocoonte, el sacerdote troyano atacado por dos serpientes. Tal estatua fue encontrada en Roma en 1506 y fue identificada rápidamente con la referencia que de ella hizo Plinio en sus Historia naturalis, XXXVI, 37.


    6) Ut pictura poesis (como la pintura, la poesía), NO, sino cosas distintas

    Lessing divide artes del espacio y artes del tiempo:


    “Los cuerpos, con sus proporciones visibles, son los objetos de la pintura. Los objetos cuyos conjuntos o partes son consecutivos se llaman acciones. Las acciones son el objeto propio de la poesía.  […] La pintura no puede hacer uso más que de un solo instante, y debe elegir el de más plenitud. La poesía está limitada al uso de una sola propiedad de los cuerpos, y debe elegir la que presenta la imagen más sensible del cuerpo”. 


    Por ejemplo, ¿cómo describe Homero la belleza de Helena? La describe cuando ella se presenta en la asamblea de los ancianos troyanos y unos a otros se dicen:


     “Nadie reprenderá a los troyanos ni a los aqueos sufrir tantas calamidades por una mujer así”. (Ilíada, III, 156b).  

      

    Lo que Homero no podía describir en sus partes constitutivas, nos lo da a conocer por medio de sus efectos. ¡Poetas, describid el éxtasis que la belleza causa y habréis pintado la belleza misma!


    7) Lessing, en realidad, anunció la imposición del pensamiento abstracto frente a la expresión más plástica y figurativa de los italianos y españoles. Posterior y probablemente, el lingüista suizo Ferdinand de Saussure se inspiró en Lessing para la creación de los conceptos significado (¿texto?) y significante (¿imagen?).


    8) Los críticos de arte, al buscar explicar la pintura a través de concepciones abstractas, de algún modo han empobrecido y omitido buena parte de la riqueza del lenguaje pictórico. Esto se puede comprender mejor si se admite la riqueza pictórica redescubierta por el crítico Leo Steinberg (1983), Sexuality of Christ in Renaissance Art and in Modern Oblivion (La sexualidad de Cristo en el arte del Renacimiento y en el olvido moderno). Pues, al llenarse de concepciones abstractas, la crítica de arte se ha vuelto mucho más moralista y prejuiciosa. Contrario a lo que se piensa, la llamada «cultura visual» ya no sabe ver realmente. Hace falta restablecer la autoridad de la experiencia visual cotidiana. 

Bibliografia: 

Gilman, Ernest B., “Los estudios interartísticos y el imperialismo del lenguaje”, en Monegal, Antonio (coord.): Literatura y pintura, Madrid, Arco-Libros, 2000.

octubre 15, 2020

Introducción a Friedrich Kittler: literatura y rock

Friedrich A. Kittler (1943-2011) fue uno de los teóricos de la cultura y de la tecnología más importantes de nuestro tiempo. Su obra es materia permanente de seminarios y coloquios en Alemania, gran parte de Europa, Canadá y los Estados Unidos. En el ámbito hispano sólo hay dos de sus libros traducidos y en los que se recopilan varios de sus ensayos: 1) No hay Software y otros ensayos sobre tecnología y filosofía (traducción de Mauricio González Rozo, Universidad de Caldas, Manizalez, 2017), y 2)  La verdad del mundo técnico: Ensayos para una genealogía del presente (traducción de Ana Tamarit, FCE, México, 2018). Por ahora hablaré de este último.

Para introducirnos en la obra de Kittler hay que exigirnos una «mentalidad dura» (Durham Peters), muy propia de cierta academia alemana, y que suele espantar al académico burgués, cómodo en los viejos postulados de la Escuela de Frankfurt. Kittler se opone a los “estudios culturales”. Lo que  le interesa no es el sujeto humano per se, sino insistir en que “las propiedades estéticas son siempre sólo variables dependientes de la viabilidad tecnológica. (Optical Media).

Para el tema que nos ocupa, “El rock como un exceso del aparato militar”, (ensayo publicado originalmente en «Appareils et machines à representation», 1988, pp. 87-101), Kittler comienza por preguntarnos sinceramente ¿para qué poesía en tiempos de tecnología? 

Una pregunta similar ya la había formulado el poeta alemán Hölderlin en 1801: ¿para qué poetas en tiempos de miseria? Duda que en 1871 obtuvo una de las respuestas más afortunadas en El origen de la tragedia de Nietzsche. Pues Nietzsche se dio cuenta que la poesía no es lenguaje. El lenguaje mismo es poesía, fabricación de ficciones.

La lucha entre los dos dioses griegos Dionisio y Apolo es la lucha entre el sonido y la imagentesis (sonido, danza, música) y antítesis (imagen, pintura, escritura) cuya síntesis comenzó a revelarse en la Ópera de Wagner (imagen de luz arrojada sobre una pantalla oscura, según dijo Nietzsche en El origen de la tragedia, 9, I, 55) y posteriormente en la pantalla cinematográfica. El lenguaje cinematográfico imitó el movimiento y las imágenes de los sueños, las formas oníricas. El cine hizo evidente la relación entre el psicoanálisis de Freud y la industria del entretenimiento.

El sonido comenzó a gozar de cierto control cuando en el año 1030 d. C. el italiano Guido de Arezzo fijó la escritura musical en notaciones y pentagramas, pero obtuvo su máxima difusión y dominio cuando,  el 6 de diciembre de 1877, Edison inventó el fonógrafo y, por último, cuando en 1906 Lee de Forest inventó el amplificador a válvulas permitiendo que, de los discos de vinilo, se trasmitieran ondas musicales en masa a cualquier radio de transistor. El filtro electrónico permitió nítidamente separar la señal deseada de la distorsión, es decir, la música del ruido.

Es de notar que quienes más estuvieron interesados en aumentar los decibeles de la voz humana fueron los políticos, los demagogos, para atraer multitudes como ratas, tal como en la vieja fábula “El flautista de Hamelín” o en el cuento de Kafka, “Josefina, la cantora”. De la amplitud de frecuencia que iba de los 200 hasta los  2.000 Hertz se introdujo, en medio de la Primera Guerra Mundial, el principio de la amplificación, es decir, se electrificó el aparato de Edison. Pero para perfeccionar la magia del sonido, según Kittler, “tuvo que estallar otra guerra mundial” (p. 61). En la batalla submarina, en la que el ruido resulta decisivo, los ingenieros alemanes inventaron la máquina de carrete magnetofónico, mientras los ingenieros británicos un disco de alta fidelidad, capaz de hacer audible incluso las sutiles diferencias de timbre entre dos submarinos diferentes.

Después de la Segunda Guerra, la industria británica comprendió que sus avances en la detección de submarinos podía extenderse a usos pacíficos. Y en 1957 la Industria Eléctrica y Mecánica (EMI, por sus siglas en inglés) presentó el primer disco estéreo. Kittler se detiene en 1973 cuando apareció The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, especialmente en la canción Brain damage. Pues, a través de la incorporación de toda clase de capas o pistas sonoras, aquella canción ofrece un paso histórico en la reproducción del sonido.

a)«The lunatic is on the grass»… juego de niños y risas.
b) «The Lunatic is the hall. The lunatic is in my hall…» Paso a poso, oración tras oración, llega a su fin la distancia monótona o abstracción.
c) «The Lunatic is my head. The lunatic is in my head…»: se ha ocasionado el daño cerebral… Y cuchillea una carcajada.

Para Kittler, en efecto, la manipulación del sonido desorienta. Saca de quicio. Deja al melómano rockero sin geografía: encerrado en su cuarto con sus audífonos.

Los juicios sintéticos a priori de la filosofía de Kant, merced a los sonidos que atraviesan el final de Brain Damage, parecen evidenciar que probablemente el sintetizador estéreo dirige ahora la lógica del mundo. Es la tesis de Gilles Deleuze y Félix Guattari en Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia (trad. de José Vásquez, Valencia: 2004).

La lírica de la posguerra en sentido literal está en una canción de los Beatles, Yellow Submarine, “con todos sus efectos de marcha militar y trucos de localizadores de sonido” (p. 182).

Los estudios de Abbey Road de los Beatles estaban provistos con máquinas de cintas magnetofónicas bastante famosas, como la serie BTR. En 1946, en medio de un Berlín bombardeado y fraccionado por los aliados y los soviéticos, Berth Jones junto con otros ingenieros de audio de Inglaterra y los Estados Unidos visitaron los laboratorios de guerra del Alto Mando alemán. Hallaron, entre los aparatos tomados como botín, una máquina de grabación de cinta, que los nazis habían empleado en la guerra para tratar de descifrar los códigos.

De modo que cada discoteca, al amplificar los efectos sonoros y acoplarlos en tiempo real con los efectos ópticos respectivos de estroboscopios o luces de flash, nos está regresando a la Guerra. A la Blitzkrieg. En este punto, Kittler recomienda leer Gravity’s Rainbow (1973) de Thomas Pynchon: una novela que justamente incorpora operaciones matemáticas para relatar la íntima unión entre tecnología y militarismo.

“Man kann nicht abschliessen, man kann nur anschiliessen” (No se puede terminar, solamente se puede conectar).

No escribas como si tomarás fotografías borrosas y confusas a cada minuto.

octubre 14, 2020

Arqueología de los medios o preludios del cine: la linterna mágica de Kircher

En Optical Media, acaso el libro más orgánico de Friedrich Kittler, se explica que, a lo largo de la historia, las imágenes, al menos en principio, solo podían ser almacenadas. Una imagen tenía su lugar: primero en el templo, luego en la iglesia y finalmente en el museo.  La escritura, por otro lado, servía no solo como medio de almacenamiento para el lenguaje hablado cotidiano, sino también como un medio de difusión muy lento después de que la práctica de inscribir en paredes o monumentos fuera reemplazada por el uso del papiro y el pergamino. Los libros pueden venderse, enviarse y regalarse. La escritura, por lo tanto, no era meramente literatura sino también siempre correo. Y el predecesor de McLuhan en los estudios de medios, Harold Innis, argumentó que fue la portabilidad y transmisibilidad de los pergaminos lo que llevó a las dos tribus nómadas, primero los judíos y luego los árabes, a reemplazar la adoración de imágenes de dios extremadamente pesadas por un libro dado por dios o incluso escrito por dios (Innis, 1950). La Biblia y el Corán sólo pudieron comenzar su marcha victoriosa contra todas las estatuas de templos e ídolos del Cercano Oriente y Europa porque eran reliquias móviles


En Arqueología de los medios: hacia el tiempo profundo de la visión y la audición técnica, y también en Genealogías, visión, escucha y comunicación, ambos libros del teórico Siegfried Zielinski (también alemán y gran amigo de Friedrich Kittler), hay noticias sobre el origen (la arqueología) del cine y la televisión. 


Zielinski se remonta hasta el jesuita Athanasius Kircher (1601-1680), el maestro de Sor Juana Inés de la Cruz y el inventor de la linterna mágica, es decir, de la máquina que es el preludio del cine. Dice Zielinski que nos hemos acostumbrado atribuirle a los medios audiovisuales una historia de apenas doscientos años con las primeras reproducciones fotográfica, pero esta tiene una anterior que hunde sus raíces en la importancia que los jesuitas le otorgaron a la IMAGEN (recordemos que la popularización de la televisión y de pantallas ha hecho que por «imagen» se entienda la representada en una TV o en una pantalla, y no las representadas o dichas con palabras, que es el significado más profundo de «imagen»). 


Según Zielinski, el jesuita alemán Athanasius Kircher se dio a fabricar su linterna mágica para poder representar en sus misas (que es un «teatro» sacralizado, digamos) el quinto ejercicio de los Ejercicios espirituales (1548) de San Ignacio de Loyola, el santo español inspirador de las IBEROS. El quinto ejercicio es una representación del infierno: basado en cinco puntos y una conversión:

«1º preámbulo. El primer preámbulo composición, que es aquí ver con la vista de la imaginación la longura, anchura y profundidad del infierno. 2º preámbulo. El segundo, demandar lo que quiero: será aquí pedir interno sentimiento de la pena que padescen los dañados, para que si del amor del Señor eterno me oluidare por mis faltas, a los menos el temor de las penas me ayude para no venir en pecado. 1º puncto. El primer puncto será ver con la vista de la imaginación los grandes fuegos, y las ánimas como en cuerpos ígneos.  2º El 2º: oír con las orejas llantos, alaridos, voces, blasfemias contra Christo nuestro Señor y contra todos sus santos.  3º El 3º: oler con el olfato humo, piedra azufre, sentina y cosas pútridas.  4º El 4º: gustar con el gusto cosas amargas, así como lágrimas, tristeza y el verme de la consciencia. 5º El 5º: tocar con el tacto, es a saber, cómo los fuegos tocan y abrasan las ánimas.»






octubre 12, 2020

Mindstep 2020: la «inteligencia» artificial es soberana




 El astrónomo británico Gerald S. Hawkins, en su libro Mindsteps to the cosmos (1983), planteó un escenario para el 2021. Un tremendo mindstep: un gran paso mental, un cambio de visión cosmológica y, más exactamente, un cerebro planetario desatado por el Big Data almacenado, procesado y difundido en internet. 


Los datos digitales son la nueva riqueza en el sentido usado por Marx en los Grundrisse.

Lo que dice Marx en los Grundrisse (originalmente escritos en 1857) es la noción de que aún la producción más individual, supongamos, la de escribir un mensaje o enviar una foto por WhatsApp, aparece como dependiente, como perteneciente a un gran todo. Esos mensajes aparentemente individuales, sumados y multiplicados con los de toda una familia, un clan, un pueblo, una ciudad, un país, un continente,  ya han terminado por crear un inmenso cerebro social planetario. Una inteligencia artificial soberana.


Por su parte, el historiador canadiense W. H. McNeill, después de Plagues and People (1976), escribió  The Pursuit of Power (1981). De estudiar el efecto de las pandemias en los microorganismos humanos, McNeill pasó a estudiar el efecto de los cambios tecnológicos (la tecnología de guerra o «warfare») en los macroorganismos o sociedades humanas.




McNeill halló tremendo parecido entre las epidemias y los avances tecnológico-militares, pues estos últimos ejercen el poder de la mutación de las segundas: un bicho capaz de salir de su hábitat y meterse en otro ecosistema o zona geográfica afecta naturalmente a los microorganismos de tal ecosistema. Es decir: una nueva tecnología de guerra («warfare») afecta a los macroorganismos: sistemas educativos presenciales, aerolíneas, estadios o lugares de gran concentración en sentido físico-corporal.

Desde la masificación de la televisión, la humanidad parece haberse acostumbrado a su ración diaria de ilusiones ópticas (flashes y fotos). Pero la cuestión no es tan sencilla. 




China desafía a Estados Unidos. ¿Cómo? Mediante la Guerra Híbrida de la Inteligencia Artificial. Confróntese de Kal-Fu Lee, AI Superpowers: China, Sillicon Valley, and the New World Order (2018). ¿Asistimos ahora a la trampa de Tucídides con la emergencia de China? ¿Pueden coexistir dos imperios al mismo tiempo? Atenas, ante la aparición de la superpotencia de Esparta, se planteó el escenario de la guerra total. Pues, según la trampa de Tucídides, dos imperios no pueden coexistir.